Empoderar a los jóvenes para que se protejan del abuso en el noviazgo

Estaba en la universidad la primera vez que recuerdo que alguien me mencionó patrones de comportamiento violento doméstico. Tuvimos una oradora invitada que dio una presentación sobre su experiencia personal de involucrarse en una relación abusiva donde la dinámica de control era el actor central. Ella describió en una reflexión retrospectiva los primeros días de su relación. Ella mencionó que su pareja ordenó para ella en un restaurante.

"Eso es dulce." Pensé. No reconocí las primeras señales de control que estaba presagiando.

Más tarde, en una clase de salud y bienestar, aprendí sobre las señales de advertencia de una relación abusiva:

  1. Celos extremos y desconfianza
  2. Constantes menosprecios y humillaciones
  3. Temperamento explosivo
  4. Aislamiento de amigos y familiares.
  5. Posesividad
  6. Controlar
  7. Manipulación emocional

Con desconcierto, me di cuenta de que mi novio en ese momento revisaba todos los elementos de la lista. Pero seguí negando el daño en sus acciones, explicándolas y reformulándolas con justificaciones. No pude reconocer nuestra relación enfermiza hasta que las condiciones se volvieron lo suficientemente graves como para obligarme a hacerlo.

Es importante señalar que estas señales de advertencia por sí solas no predicen una relación abusiva. Todos, en un momento u otro, podemos ser culpables de ser manipuladores, egoístas o cualquier otra cualidad menos virtuosa. Del mismo modo, el hecho de que usted ordene para su pareja en un restaurante no indica que sea un abusador. La distinción radica en el daño que se sufre, la respuesta que se da cuando se cuestiona ese comportamiento y el patrón repetitivo de comportamiento que se intensifica con el tiempo.

Las razones por las que las personas se involucran en comportamientos de violencia doméstica son muchas y complejas. El abuso, de cualquier tipo, es conocido por su naturaleza cíclica, que a menudo inflige su dolor de generación en generación hasta que alguien enciende la luz de la conciencia de sus patrones de comportamiento y rompe el ciclo.

Si bien no diría que fue mi culpa que finalmente me encontrara en una relación abusiva, hubo ciertos aspectos de mi personalidad en ese momento que me hicieron susceptible a este tipo de abuso. Estos son rasgos comunes de los que se aprovechan los manipuladores emocionales:

  1. Baja autoestima o sentido de identidad poco claro
  2. Comportamiento agradable a la gente
  3. No confrontación, incomodidad con el conflicto, falta de asertividad
  4. Inmadurez o ingenuidad
  5. Falta de independencia, poca autosuficiencia o resiliencia

No es una coincidencia que los adolescentes corran un riesgo significativo de abuso por parte de su pareja, porque es durante esta fase del desarrollo que conceptos como la autoestima, la identidad, la confianza, la madurez y la asertividad están siendo desafiados y elaborados. Según loveisrespect.org, uno de cada tres adolescentes experimentará algún tipo de abuso por parte de una pareja romántica.Debido a que el abuso tiende a intensificarse, si han experimentado un tipo de abuso, también es probable que se encuentren con otros tipos, con mayor gravedad, en el futuro.

¿Cómo no lo vemos venir? ¿Por qué nuestra conciencia es tan baja? Una razón es que el abuso no comienza directamente de manera extrema. Los abusadores entienden que primero deben ganar confianza y poder emocional para evitar ser detectados. Al comienzo de la relación, el abusador se comporta de la mejor manera.

Con el tiempo, el abusador crea un desequilibrio de poder en tres fases:

  1. Ganar confianza y comprender las debilidades de la víctima
  2. Usar esas debilidades para ganar poder y control
  3. Tranquilizar a la víctima de la confiabilidad y repetir el ciclo

El gaslighting es una estrategia común utilizada por los abusadores para confundir a su víctima y negar sus afirmaciones. Si una víctima comienza a sospechar daño en las acciones de su pareja y se enfrenta a su pareja al respecto, el abusador hará todo lo posible para disuadir a la víctima. Para las víctimas sin un fuerte sentido de identidad, autoestima u otras voces de apoyo como amigos y familiares, es más probable que se les disuada de su propia percepción.

Empoderar a nuestros adolescentes para que eviten dinámicas abusivas es doble: Educación temprana sobre las señales de advertencia y justificaciones comunes del abuso Y el fortalecimiento de los recursos y el apoyo para que nuestros adolescentes desarrollen un fuerte sentido de autoestima, identidad y asertividad positiva, reduciendo su susceptibilidad a dinámicas abusivas.

Equipar a nuestros jóvenes con herramientas para protegerse a sí mismos del abuso es más importante ahora que nunca, a medida que las redes sociales continúan creciendo en relevancia para nuestra sociedad, exponiendo aún más a nuestros adolescentes a una variedad de amenazas que van más allá de sus propios compañeros y aulas.

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