El valor viene de adentro

Con la popularidad cada vez mayor de las redes sociales y el acceso instantáneo a comentarios externos, no es de extrañar que nuestra sociedad esté invitada a dar me gusta, amar o compartir algo sobre nosotros que consideramos valioso. Pero, ¿qué sucede si no recibimos los comentarios que esperábamos?

La investigación ha encontrado correlaciones entre la actividad en las redes sociales y la autovaloración. Investigadores de la Universidad del Valle de Utah encontraron que en un grupo de 425 estudiantes, la probabilidad de "tener sentimientos negativos" sobre uno mismo aumenta a medida que aumenta la cantidad de tiempo revisando Facebook, debido a las suposiciones de que otros tienen una vida mejor (Chou & Edge, 2011). Otro estudio de la Universidad de Michigan encontró que la satisfacción general con la vida de los participantes disminuyó durante un período de dos semanas cuanto más revisaban Facebook (Kross, Verduyn, Demiralp, Park, Lee, Lin, Shablack, et al., 2013).

¿Con qué frecuencia te encuentras comparando tu vida con la de otros en las redes sociales? A veces hacemos esto de manera subconsciente, sin siquiera darnos cuenta de que estamos en medio de juzgarnos y valorarnos a nosotros mismos a través de los logros de los demás.

No es necesariamente del todo malo mirarnos detenidamente a nosotros mismos y cómo encajamos en nuestros grupos sociales o en la sociedad en general. Algunas personas se encuentran probando una nueva apariencia o haciendo algunos cambios personales que de otra manera no considerarían, simplemente porque encuentran valor en que otros lo hagan. El problema surge cuando nuestra identidad, nuestra valoración interna de uno mismo, depende de la validación de los demás. A esto se le llama validación externa.

Cuando comenzamos a vernos de afuera hacia adentro, nuestro valor está determinado por la retroalimentación de los demás y nuestras percepciones de los éxitos de nuestros compañeros. Nos aferramos a expectativas poco realistas de lo que deberíamos ser, y nos alejamos más de apreciar quiénes somos y lo que tenemos en el presente. Por supuesto, tenemos metas por las que nos esforzamos y siempre podemos encontrar espacio para mejorar; sin embargo, las estructuras más fuertes están construidas sobre una base sólida. Si nos vemos a nosotros mismos por lo que somos y encontramos valor, creamos una base sólida sobre la cual podemos crecer.

¿Cómo se pasa de la validación externa a la validación interna? Primero, note la diferencia entre esperanza y expectativa. En la superficie, parecen ser iguales, pero tienen diferencias clave en el resultado. Cuando esperamos algo, seguramente lo queremos y hemos determinado un beneficio por tenerlo. A menudo nos sentimos complacidos y satisfechos cuando esta esperanza se hace realidad. Si lo que esperamos no se cumple, estamos decepcionados, pero no completamente perdidos.

Cuando nos aferramos a las expectativas, nos limitamos a un resultado deseado rígido y específico. Cualquier cosa fuera de este resultado no es lo que queremos y, por lo tanto, es decepcionante. Sí, lograr una expectativa se siente bien y nos da validez, aunque a menudo nos fijamos en expectativas poco realistas, especialmente cuando comparamos nuestras necesidades y deberíamos con los demás. La decepción por no alcanzar las expectativas se siente mucho más como un fracaso, lo que crea un espacio para la vergüenza, la culpa y, a menudo, un sentido de sí mismo disminuido.

Date permiso para ver posibilidades fuera de las expectativas. Esperabas el trabajo A, pero no lo conseguiste. Sin embargo, debido a este resultado, se le ofreció el trabajo B que resultó ser mucho mejor. Este ejemplo se puede aplicar a muchos contextos.

A continuación, sé amable contigo mismo. Reconozca cuándo se está comparando con amigos, colegas o celebridades. Pregúntese si realmente quiere lo que tienen y si realmente encaja en su vida. Si la respuesta es sí, explore cuidadosamente cómo puede lograr este objetivo de manera realista y cómo se adapta específicamente a usted. Si la respuesta es no, permítase explorar lo que tiene que le brinda satisfacción.

Finalmente, debemos aceptar que las redes sociales a menudo se usan como un currículum. Muchas personas solo publican lo que quieren que otros vean.La mayoría de las veces, hay mucho más debajo de la superficie de lo que se está presentando. Es posible que sienta envidia de los hijos de los demás, las vacaciones elaboradas o los compañeros de trofeo, pero la satisfacción está en el ojo del espectador. ¿A quién le importa si a 200 personas les gusta tu auto nuevo o esa foto con tu nueva pareja? Lo que importa es si te gustan.

Una última consideración: ¿cuántas personas que publican estos estados que evocan envidia están realmente tratando de convencerse de que lo que tienen es valioso? ¿Están buscando una validación externa? Una vez más, no tenga miedo de aceptar su presente como lo suficientemente bueno por ahora. Llegará la fuerza para seguir adelante.

Referencias

Kross, E., Veruyn, P., Demiralp, E., Part, J., Lee, D., Lin, N., Shablack, H.,… Ybarra, O. (2013). El uso de Facebook predice disminuciones en el bienestar subjetivo de los adultos jóvenes. Más uno. DOI: 10.1371 / journal.pone.0069841

Chou, H. y Edge, N. (2012). "Son más felices y tienen una vida mejor que yo": el impacto del uso de Facebook en la percepción de la vida de los demás. Ciberpsicología, comportamiento y redes sociales, 15(2), 117-121.

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