4 formas de beneficiarse de la envidia

Si tengo la creencia de que puedo hacerlo, seguramente adquiriré la capacidad para hacerlo, aunque no la tenga al principio. ~ Mahatma Gandhi

La comparación ascendente es una experiencia universal. Es una forma en la que determinamos dónde nos encontramos entre otros. Siempre habrá alguien más inteligente, divertido, interesante o hábil con quien compararnos. Otros parecen haberlo descubierto todo cuando sentimos que no tenemos ni idea.

Los efectos de estas comparaciones pueden afectarnos mucho, influyendo en nuestras emociones y nuestra autopercepción.

Puede ser doloroso compararnos con aquellos que percibimos como mejores, especialmente en áreas significativas. En estas circunstancias, podemos decirnos a nosotros mismos cómo deberíamos ser. Este proceso puede ser perjudicial, pero quizás no siempre.

Para mí, la escuela de posgrado fue un entorno lleno de comparaciones y todo lo que conlleva: ansiedad, frustración y envidia. Experimenté un cambio en mi perspectiva de mí mismo frente a los demás al repetir el último episodio de Anatomía de Grey con un amigo cercano. Dos de los personajes principales se encontraban en la situación familiar de compararse con sus compañeros aparentemente más consumados. Hicieron un pacto: serían hacedores, no observadores.

Este momento del programa resonó en nosotros, y parecía posible convertirnos en aquellos con los que nos comparábamos. De repente, la situación estuvo bajo nuestro control.

Ese momento es más que una lección sobre cómo Anatomía de Grey puede haberme ayudado a sobrevivir a la escuela de posgrado. Es una lección sobre cómo pasar de la envidia a la motivación. De hecho, estaba envidioso (aunque no puedo hablar por mi amigo), y también estaba motivado para cambiar esto.

La envidia nace de la comparación con los logros, posesiones o habilidades superiores de otro. Ciertamente tiene una mala reputación, que es bien merecida. La envidia puede ser destructiva. Puede crear sentimientos de vergüenza y frustración y empujarnos a quejarnos, chismear y sabotear.

Podemos tratar de deshacernos de los sentimientos dolorosos creados por la comparación derribando a otros o esperando su caída. Podemos decirnos a nosotros mismos que deberíamos haber sido nosotros. Sin embargo, esta envidia maliciosa tiene una contraparte mucho más constructiva: la envidia benigna.

Es cierto que la comparación ascendente no es para los débiles de corazón. Podemos sentirnos inferiores y vernos a nosotros mismos como responsables de nuestra inferioridad percibida. También nos impulsa a deshacernos de estos sentimientos dolorosos de una forma u otra. Sin embargo, estos sentimientos pueden impulsarnos a cambiar.

La investigación sugiere que percibir al objetivo de nuestra envidia como merecedor de su éxito y percibirnos a nosotros mismos como teniendo algún control sobre nuestro éxito marca la diferencia. No tenemos ningún sentimiento de injusticia o resentimiento con la envidia benigna.

Cuando experimentamos una envidia benigna, nos sentimos motivados hacia un cambio positivo. De hecho, parece que la frustración resultante de nuestra comparación es la fuerza impulsora detrás de esta motivación.

Con envidia benigna, nos inspira. Nos decimos a nosotros mismos: "Ese podría ser yo". Cuando podemos identificar lo que tenemos que hacer para mejorar y sentirnos capacitados para lograr esa mejora, es más probable que trabajemos duro para lograrlo.

A continuación se muestran cuatro formas de pasar de la envidia a la motivación:

  • Compare atentamente. Si te comparas con los demás, hazlo con la intención de mejorarte a ti mismo en lugar de derribar a otros. Concéntrese en otros similares y metas realistas. Cuando compare, observe las ganas de quejarse o chismear. Observe los pensamientos sobre si puede o no cambiar su situación. Sea consciente de su crítico interior sin creer cada palabra que dice.
  • Cumplido. Como sugiere la investigación, complementar el objetivo de su comparación es beneficioso para usted. Descubre lo que te gusta de esta persona. Felicite su arduo trabajo. Es posible que se sienta más inspirado para hacer un cambio por sí mismo cuando considere que la otra persona se merece y tiene el control de lo que tiene.
  • Concéntrese en pasos concretos. El control percibido sobre su situación contribuye en gran medida a la motivación. Identifique los pasos que lo llevarán del observador al hacedor. Si lo que sea que desee parece estar demasiado lejos de su alcance, divídalo más. Como dirigir un barco, son los pequeños ajustes los que le ayudan a llegar a su destino.
  • Sepa cuándo detenerse. Si bien no hay nada de malo en lograr sus objetivos, la comparación constante con los demás puede pasarle factura. Si se siente consumido por el perfeccionismo o la envidia maliciosa, dé un paso atrás de la situación. Aprecia lo que tienes. Reconozca sus habilidades. Vuelva a evaluar si su comparación y expectativas son realistas.

Referencias

Van de Ven, N., Zeelenberg, M. y Pieters, R. (2009). Subir y bajar de nivel: las experiencias de envidia benigna y maliciosa. Emoción, 9, 419-429. doi: 10.1037 / a0015669

Van de Ven, N., Zeelenberg, M. y Pieters, R. (2011). Por qué la envidia supera a la admiración. Boletín de personalidad y psicología social, 37, 784-795. doi: 10.1177 / 0146167211400421

Van de Ven, N., Zeelenberg, M. y Pieters, R. (2012). Patrones de valoración de la envidia y emociones relacionadas. Motivación y Emoción36, 195-204. doi: 10.1007 / s11031-011-9235-8

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