Nuevos pensamientos sobre la privación del sueño
Un nuevo estudio sobre la privación del sueño ha abierto los ojos de los investigadores a las formas en que la privación del sueño afecta áreas importantes del funcionamiento del cerebro.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Washington estudiaron cómo la falta de sueño afectaría el funcionamiento ejecutivo: la capacidad de iniciar, monitorear y detener acciones para lograr objetivos. Descubrieron que la privación del sueño afecta distintos procesos cognitivos de diferentes formas.
En la investigación, los investigadores encontraron que la memoria de trabajo, un elemento clave del funcionamiento ejecutivo, esencialmente no se vio afectada por hasta 51 horas de privación total del sueño.
En cambio, vieron una degradación de los componentes no ejecutivos de la cognición, como la ingesta de información, que explicaba el deterioro general en el desempeño de los sujetos en las tareas cognitivas.
En otras palabras, el cerebro privado de sueño parece ser capaz de procesar información, pero esta información puede distorsionarse antes de que pueda procesarse.
Estos resultados desafían una teoría existente que establece que la privación del sueño afecta las funciones ejecutivas más que los procesos cognitivos no ejecutivos.
También muestran que el apoyo experimental previo a esta teoría se vio obstaculizado por la impureza de la tarea, el problema de que cualquier tarea de rendimiento cognitivo implica una serie de procesos cognitivos entrelazados que deben distinguirse para comprender realmente los efectos de la privación del sueño en el rendimiento cognitivo.
Los hallazgos se publican en la revista DORMIR.
"Estos hallazgos son importantes para nuestra comprensión de cómo la falta de sueño afecta al cerebro", dijo Hans Van Dongen, investigador principal del estudio y profesor de investigación en el Centro de Investigación del Sueño y el Rendimiento de WSU.
“Demuestran que es necesario revisar una gran cantidad de investigaciones sobre los efectos de la falta de sueño para verificar las conclusiones, que pueden haberse extraído incorrectamente debido a problemas de impureza en las tareas”.
El estudio analizó a 23 sujetos, que pasaron 6,5 días consecutivos en un entorno de laboratorio controlado. Un grupo se mantuvo despierto durante dos noches consecutivas (62 horas), mientras que el otro tenía un horario de sueño normal.
Tres veces a lo largo del experimento, los sujetos completaron una batería de tareas de funciones ejecutivas compuesta por tareas que se seleccionaron porque permitían que las funciones ejecutivas importantes se examinaran por separado de los componentes no ejecutivos de la cognición.
La batería de tareas midió funciones ejecutivas como la eficiencia del escaneo de la memoria de trabajo, la resistencia a la interferencia proactiva y la fluidez verbal.
A Van Dongen y sus colegas se les ocurrió por primera vez su nueva perspectiva después de estudios de investigación anteriores que examinaron las diferencias individuales en los efectos de la falta de sueño, que mostraron que estas diferencias dependían de la tarea que se realizaba.
“Esto sugirió que la privación del sueño puede afectar múltiples aspectos del desempeño de la tarea cognitiva de diferentes maneras, y que deberíamos considerar componentes separados de la cognición y no solo el desempeño general de la tarea”, dijo Van Dongen.
Su reciente estudio fue el primer paso en una nueva línea de investigación que los investigadores están llevando a cabo, en la que investigarán los efectos de la privación del sueño en una variedad de procesos cognitivos distintos.
Están planificando estudios de seguimiento que examinarán cómo los distintos componentes de la toma de decisiones se ven afectados por la falta de sueño y cómo esto influye en las decisiones generales que toman las personas. En última instancia, esto puede conducir al desarrollo de intervenciones que se dirijan a los componentes de la cognición más afectados por la privación del sueño.
Tales intervenciones podrían mejorar la toma de decisiones en situaciones donde dormir más no es una opción. Este trabajo tendrá implicaciones importantes para los servicios de emergencia, los oficiales de policía, el personal militar y cualquier persona que deba tomar decisiones acertadas en entornos críticos para la seguridad con pocas oportunidades para dormir.
Fuente: Universidad Estatal de Washington