Empatía influenciada por la química cerebral

Una nueva investigación provocativa sugiere que el equilibrio neuroquímico en una parte del cerebro influye en nuestra sensibilidad a la desigualdad.

Conceptualmente, este hallazgo podría conducir al desarrollo de una píldora que podría hacer que una persona sea más compasiva.

Los científicos de la Universidad de California en Berkeley creen que han dado un gran paso en esa dirección. Investigadores de la Universidad de California, Berkeley y la Universidad de California, San Francisco encontraron que administrar un fármaco que cambia el equilibrio neuroquímico en la corteza prefrontal del cerebro provoca una mayor disposición a participar en conductas prosociales.

Un ejemplo de comportamiento prosocial es un sentido de justicia que garantiza que los recursos se dividan de manera más equitativa.

Los investigadores también dicen que la investigación futura puede conducir a una mejor comprensión de la interacción entre los mecanismos alterados de la dopamina y el cerebro y las enfermedades mentales, como la esquizofrenia o la adicción. Este conocimiento podría potencialmente conducir a herramientas de diagnóstico o tratamientos para estos trastornos.

"Nuestro estudio muestra cómo el estudio de cuestiones científicas básicas sobre la naturaleza humana puede, de hecho, proporcionar información importante sobre el diagnóstico y el tratamiento de las disfunciones sociales", dijo Ming Hsu, co-investigador principal y profesor asistente de la Universidad de California, la Escuela de Haas de Berkeley. Negocio.

"Nuestra esperanza es que los medicamentos dirigidos a la función social puedan usarse algún día para tratar estas condiciones discapacitantes", dijo Andrew Kayser, co-investigador principal del estudio, profesor asistente de neurología en la Universidad de California en San Francisco.

Como se publicó en línea en la revista. Biología actual, los investigadores proporcionaron a los participantes del estudio una pastilla que contenía un placebo o tolcapone, un fármaco que prolonga los efectos de la dopamina, una sustancia química del cerebro asociada con la recompensa y la motivación en la corteza prefrontal. Esta intervención se realizó en dos visitas separadas.

Luego, los participantes jugaron un simple juego económico en el que dividían el dinero entre ellos y un destinatario anónimo. Después de recibir tolcapone, los participantes dividieron el dinero con los extraños de una manera más justa e igualitaria que después de recibir el placebo.

"Normalmente pensamos en la imparcialidad como una característica estable, parte de la personalidad de uno", dijo Hsu.

"Nuestro estudio no rechaza esta noción, pero muestra cómo ese rasgo puede verse afectado sistemáticamente al apuntar a vías neuroquímicas específicas en el cerebro humano".

En este estudio doble ciego de 35 participantes, incluidas 18 mujeres, ni los participantes ni el personal del estudio sabían qué píldoras contenían el placebo o el tolcapone, un medicamento aprobado por la FDA que se usa para tratar a las personas con la enfermedad de Parkinson.

El modelado computacional mostró a Hsu y sus colegas que, bajo la influencia del tolcapone, los jugadores eran más sensibles y menos tolerantes a la inequidad social, la brecha económica relativa percibida entre un participante del estudio y un extraño.

Al conectarse con estudios anteriores que muestran que la desigualdad económica se evalúa en la corteza prefrontal, un área central del cerebro que afecta la dopamina, los nuevos hallazgos ayudan a los investigadores a acercarse a identificar cómo se inician los comportamientos prosociales (como la equidad) en el cerebro.

“Hemos dado un paso importante para aprender cómo nuestra aversión a la inequidad se ve influenciada por nuestra química cerebral”, dijo el primer autor del estudio, Ignacio Sáez, investigador postdoctoral.

“Los estudios de la última década han arrojado luz sobre los circuitos neuronales que gobiernan cómo nos comportamos en situaciones sociales. Lo que mostramos aquí es un 'interruptor' cerebral que podemos afectar ".

Fuente: Universidad de California, Berkeley

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