Se encuentran reducciones del volumen cerebral en adolescentes varones con trastorno de conducta

Los escáneres cerebrales de niños adolescentes con trastorno de conducta revelan diferencias en la estructura cerebral que pueden estar relacionadas con sus comportamientos agresivos y antisociales, según una nueva investigación del Reino Unido.

Los neurocientíficos utilizaron imágenes por resonancia magnética (IRM) para medir regiones particulares en el cerebro de 65 adolescentes con trastorno de conducta, así como de 27 adolescentes que no mostraron ningún síntoma del trastorno.

“Estudios como este son tremendamente importantes para comprender las causas de los trastornos de conducta. Solo cuando tengamos la certeza de que comprendemos por qué se desarrolla el trastorno, podremos aplicar este conocimiento al desarrollo y evaluación posteriores de los tratamientos.

“El trastorno tiene un impacto devastador en las familias y las comunidades, y en este momento tenemos pocos tratamientos efectivos”, dijo el Dr. Andy Calder de la Universidad de Cambridge y la Unidad de Ciencias del Cerebro y Cognición del Consejo de Investigación Médica.

Los hallazgos de la investigación revelaron que la amígdala y la ínsula, dos regiones del cerebro asociadas con la percepción de las emociones, la empatía y el reconocimiento de la angustia en los demás, eran significativamente más pequeñas en los adolescentes con comportamiento antisocial.

Las diferencias cerebrales fueron evidentes sin importar la edad de aparición del trastorno, ya sea que surgió durante la infancia o la adolescencia.

Significativamente, los adolescentes con los peores problemas de comportamiento tuvieron la mayor reducción en el volumen de la ínsula.

Estudios anteriores han demostrado que los volúmenes de ciertas estructuras cerebrales asociadas con el comportamiento emocional se han relacionado con el trastorno de conducta de inicio en la niñez. Sin embargo, normalmente se pensaba que el trastorno de conducta de inicio en la adolescencia se manifestaba únicamente imitando a compañeros que se portaban mal.

La investigación actual sugiere lo contrario y ofrece una posible base neurológica para estos desafiantes problemas.

“Los cambios en el volumen de materia gris en estas áreas del cerebro podrían explicar por qué los adolescentes con trastornos de conducta tienen dificultades para reconocer las emociones de los demás. Ahora se necesitan más estudios para investigar si estos cambios en la estructura del cerebro son una causa o una consecuencia del trastorno ”, anotaron los investigadores.

El grupo de investigación había demostrado previamente que los patrones anormales de actividad cerebral eran evidentes en personas con ambas formas de trastorno de conducta, pero esta nueva investigación va aún más lejos y revela que las diferencias en la estructura cerebral también están relacionadas con el trastorno.

"Esperamos que nuestros resultados contribuyan a las estrategias psicosociales existentes para detectar niños en alto riesgo de desarrollar un comportamiento antisocial".

Fuente: Universidad de Cambridge

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