La vergüenza por el alcoholismo pasado aumenta el riesgo de recaída

Un ex alcohólico que siente vergüenza por haber bebido en el pasado puede tener un mayor riesgo de recaer y desarrollar otros problemas de salud, según investigadores de la Universidad de Columbia Británica.

Los hallazgos revelan que las demostraciones conductuales de vergüenza predicen fuertemente si los alcohólicos en recuperación recaerán en el futuro.

Investigaciones anteriores han sugerido que experimentar vergüenza puede motivar a las personas a mejorar su imagen de sí mismas y contribuir al bien común. Sin embargo, no estaba claro si la mejora general afecta comportamientos específicos.

Por ejemplo, no está claro si sentir vergüenza por un DUI en realidad disuade a conducir y beber. De hecho, algunas investigaciones han sugerido que la vergüenza hace más daño que bien, ya que puede contribuir a ocultar, escapar y evitar en general el problema.

Los científicos psicológicos Jessica Tracy, Ph.D., y el estudiante de doctorado Daniel Randles de la Universidad de Columbia Británica querían saber si la distinción entre vergüenza y culpa podría desempeñar un papel importante en la determinación del comportamiento futuro.

Por ejemplo, aquellos que sienten vergüenza pueden culparse a sí mismos por eventos negativos y ver su "mal" comportamiento como una parte inmutable de quienes son. Por lo tanto, la vergüenza puede ser un factor de riesgo para ciertos comportamientos más que un disuasivo. Pero este no parece ser el caso de la culpa.

"Una razón por la que ciertos programas de sobriedad pueden ser efectivos", dicen los investigadores, "es porque alientan a las personas a ver sus comportamientos como algo de lo que deberían sentirse culpables, pero no necesariamente vergonzosas".

Sentirse culpable por decisiones anteriores, en lugar de sentir vergüenza por ser una "mala" persona, puede ser una parte vital de la recuperación.

Para investigar la influencia de la vergüenza y la culpa en la recuperación de la adicción, los investigadores analizaron los resultados de la bebida y la salud en una muestra de alcohólicos recién sobrios en recuperación.

La vergüenza es difícil de medir porque las personas a menudo evitan reconocer los sentimientos de vergüenza. Para dar cuenta de esto, los investigadores utilizaron medidas de vergüenza autoinformada y comportamientos relacionados con la vergüenza, como un pecho estrecho y hombros caídos. Los investigadores creían que los participantes serían menos capaces de controlar voluntariamente estas demostraciones de vergüenza "conductuales".

En la primera sesión, se pidió a los participantes que "describieran la última vez que bebieron y se sintieron mal por ello". Los investigadores grabaron en video sus respuestas. En otra sesión, unos cuatro meses después, se pidió a los participantes que informaran sobre sus comportamientos relacionados con la bebida. Los participantes completaron cuestionarios sobre su salud física y mental en ambas sesiones.

Los hallazgos revelaron que las personas que mostraban un comportamiento más relacionado con la vergüenza probablemente tuvieran peor salud física en el momento de la primera sesión.

Además, las demostraciones conductuales de vergüenza predijeron si los participantes recaerían después de la primera sesión.

“La cantidad de vergüenza que mostraron los participantes predijo claramente no solo si recayeron, sino qué tan grave fue esa recaída, es decir, cuántos tragos tomaron si recayeron”, dijeron Tracy y Randles.

Los comportamientos de vergüenza durante la primera sesión también predijeron síntomas psiquiátricos angustiantes en la segunda sesión. Y los resultados muestran una posible asociación entre la vergüenza y el empeoramiento de la salud con el tiempo.

Por el contrario, la vergüenza autoinformada no predijo la probabilidad de recaída, la cantidad de bebidas consumidas o los resultados de salud, lo que brinda una prueba más de que un autoinforme puede no ser una forma precisa de medir la vergüenza.

"Los proveedores de tratamiento han sospechado durante mucho tiempo que la vergüenza es una barrera para la recuperación, pero esta es la primera vez que vemos este vínculo evidenciado de manera tan sólida", señalan Tracy y Randles.

"Nuestra investigación sugiere que avergonzar a las personas por comportamientos difíciles de controlar puede ser exactamente el enfoque incorrecto", dijeron Tracy y Randles. "En lugar de prevenir futuras ocurrencias de tales comportamientos, la vergüenza puede conducir a un aumento de estos comportamientos".

Fuente: Ciencia psicológica clínica

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