La exposición a plaguicidas está relacionada con la depresión de los adolescentes en áreas agrícolas
Los adolescentes que están expuestos a altos niveles de pesticidas pueden tener un mayor riesgo de depresión, según un nuevo estudio de adolescentes ecuatorianos que viven en comunidades agrícolas.
Los hallazgos, publicados en la revista Revista Internacional de Higiene y Salud Ambiental, sugieren que el vínculo es aún más fuerte entre las niñas y los adolescentes menores de 14 años.
Investigadores de la Universidad de California en San Diego han estado siguiendo el desarrollo de los niños que viven cerca de la agricultura en los Andes ecuatorianos desde 2008. En este último estudio, observaron a 529 adolescentes entre las edades de 11 y 17 años.
Ecuador es el tercer exportador mundial de rosas y gran parte de la producción de flores se encuentra cerca de las casas de los participantes del estudio. Como muchos otros cultivos agrícolas, las flores se rocían de forma rutinaria con insecticidas organofosforados, que se sabe que afectan el sistema colinérgico humano, un sistema clave en la función del cerebro y el sistema nervioso.
Para evaluar los niveles de exposición de los niños, el equipo de investigación midió los niveles de la enzima acetilcolinesterasa (AChE) en la sangre. Los plaguicidas como los organofosforados y los carbamatos ejercen su toxicidad al inhibir la actividad de la AChE.
Investigaciones anteriores han demostrado que la inhibición de la colinesterasa está asociada con comportamientos de ansiedad y depresión en ratones, y algunos estudios existentes en humanos también han sugerido tal vínculo; sin embargo, la investigación previa sobre exposición a plaguicidas en humanos solo se ha establecido mediante exposición autoinformada y no a través de medidas biológicas.
Los nuevos hallazgos confirman la hipótesis de los investigadores: los adolescentes que tenían una actividad de AChE más baja, lo que sugiere una mayor exposición a los inhibidores de la colinesterasa, exhibieron más síntomas de depresión, que se midieron utilizando una herramienta de evaluación de la depresión estandarizada.
En particular, el vínculo entre la baja actividad de AChE y la depresión fue más fuerte para las niñas (que constituían la mitad de todos los participantes) y para las adolescentes menores de 14 años.
"Los trabajadores agrícolas y las personas en estas comunidades han ofrecido durante mucho tiempo informes anecdóticos sobre un aumento en la depresión y las tendencias suicidas en los adolescentes", dijo el líder del estudio, José R. Suárez-López, MD, Ph.D., profesor asistente en el Departamento de Medicina Familiar y Salud Pública en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego.
"Este es el primer estudio que proporciona datos empíricos que establecen ese vínculo utilizando un marcador biológico de exposición, y apunta a la necesidad de realizar más estudios".
Los síntomas de la depresión adolescente pueden incluir irritabilidad, sentimientos severos de tristeza, pérdida de interés o placer en las actividades habituales y sentimientos de inutilidad o culpa.
Fuente: Universidad de California, San Diego