Siguiente Los conocimientos sobre enfermedades mentales pueden provenir de una placa de Petri, no de personas

Los científicos a menudo pueden desear poder descubrir qué salió mal en el cerebro de las personas con enfermedades mentales como la esquizofrenia o el autismo, y luego tener tiempo para corregirlo antes de que se produzca mucho daño cerebral.

Los investigadores utilizan la ingeniería genética y los factores de crecimiento para reprogramar las células de la piel de pacientes con esquizofrenia, autismo y otros trastornos neurológicos y convertirlas en células cerebrales en el laboratorio.

Los investigadores que utilizan estas nuevas técnicas también pueden detectar defectos inherentes en cómo se desarrollan o funcionan las neuronas. También pueden ver y medir más de cerca qué toxinas ambientales u otros factores provocan que las neuronas y sínpases se comporten mal en la placa de Petri.

Con estas "enfermedades en un plato", también pueden probar la eficacia de los medicamentos que pueden corregir errores en el desarrollo o contrarrestar el daño de las agresiones ambientales.

Una consecuencia de la investigación es medir el impacto que tienen los medicamentos psiquiátricos en trastornos específicos. Las neuronas cultivadas que no han madurado completamente se obtienen de personas a las que se les ha diagnosticado un trastorno mental, como la esquizofrenia. Luego se aplica una droga psiquiátrica a estas células y se estudia el resultado.

"Una sorpresa es que las neuronas parecen sufrir cambios estructurales cuando se les administran fármacos neuropsiquiátricos", dice el neurocientífico Fred Gage, profesor de genética en el Instituto Salk de Estudios Biológicos y miembro del comité ejecutivo del Instituto Kavli para el Cerebro y la Mente ( KIBM).

“Esto es inesperado, ya que desde la década de 1970, las empresas han desarrollado fármacos neuropsiquiátricos con la premisa de que se modula el estado de ánimo regulando la cantidad de señales químicas disponibles en el cerebro. Estas señales químicas se denominan neurotransmisores y, en consecuencia, los fármacos se han centrado en modular neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.

Los investigadores dicen que no es solo la regulación momento a momento de la dopamina y otros neuroquímicos lo que puede estar afectando los síntomas de un trastorno mental. Puede ser, más importante, cómo estas sinapsis están estructuradas e interactúan entre sí.

“A medida que acumulemos modelos para estas enfermedades (enfermedad bipolar, esquizofrenia, depresión, autismo), podremos explorar si realmente existen diferencias entre ellas a nivel celular o de expresión genética”, dice Gage.

Fuente: The Kavli Foundation

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