¿Es el tratamiento a distancia la ola del futuro?

Con los avances tecnológicos, la educación a distancia en los campus universitarios se ha disparado durante la última década. Y a medida que pasa el tiempo, la comunidad de salud mental está tomando nota.

Los estudiantes quieren estudiar cuando ellos quieren y cómo ellos quieren. El aprendizaje a distancia hace que la educación esté disponible para aquellos que de otra manera no podrían salir del trabajo, viajar a clase o pasar horas en conferencias.

Ese mismo aumento en conveniencia y disponibilidad podría tener un impacto real para las personas que buscan tratamiento psicológico. ¿El tratamiento a distancia está listo para despegar?

Las personas que deben mantener trabajos, cuidar a los niños o a los padres ancianos, que no tienen automóviles ni acceso al transporte público o que desean aprender material que no se ofrece en el lugar donde viven, pueden beneficiarse del aprendizaje a distancia. A menudo, estas son las mismas razones por las que las personas luchan por acceder a los servicios de salud mental.

Y hay una gran cantidad de investigaciones que sugieren que el aprendizaje a distancia y el aprendizaje tradicional en el aula brindan la misma calidad de educación. El aprendizaje a distancia ya no se considera una opción educativa deficiente.

Entonces, ¿cómo se pueden aplicar estos beneficios al recibir tratamiento psicológico?

El tratamiento disponible en línea o a distancia ciertamente podría ayudar a las personas con dificultades para llegar a las sesiones de terapia e incorporar el tratamiento en un estilo de vida ajetreado. También permitiría a las personas acceder a modalidades de tratamiento específicas que de otro modo no estarían disponibles para ellos.

Y, según la Asociación Estadounidense de Psicología, los psicólogos han comenzado a utilizar la comunicación electrónica como el correo electrónico, Skype y varias formas de videoconferencia para mejorar el tratamiento. Pero, mientras la tecnología avanza, las leyes de concesión de licencias y las pautas para brindar un tratamiento a distancia seguro y ético aún se están poniendo al día.

Un artículo reciente que informa sobre el uso de la terapia telefónica en Monitor de psicología sugiere que hablar por teléfono con un terapeuta puede proporcionar los mismos resultados, o incluso mejores, para algunos.

En este estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge, los adultos británicos con depresión leve y moderada y trastornos de ansiedad que recibieron terapia cognitiva conductual a través del teléfono se beneficiaron tanto, si no más, que los que recibieron terapia cara a cara. Aquellos con síntomas graves no vieron los mismos resultados.

Este estudio también encontró que la terapia telefónica era menos costosa que la terapia tradicional y se llevó a cabo como parte de una iniciativa nacional en Gran Bretaña destinada a aumentar el acceso de las personas a la terapia.

El teléfono es solo una de las muchas opciones para brindar tratamiento a distancia. La cantidad de herramientas de salud mental disponibles está aumentando rápidamente. Y muchos en el campo están de acuerdo en que es hora de que los profesionales adopten la tecnología y lo que tiene para ofrecer en la realización de intervenciones.

El tratamiento uno a uno no se puede reemplazar. Tampoco debería hacerlo. Sin embargo, la necesidad de que los proveedores de tratamiento satisfagan las necesidades cambiantes y crecientes de salud mental de la población ha provocado que el Fideicomiso de Seguros y la Asociación de Juntas de Psicología Estatales y Provinciales lancen un grupo de trabajo para desarrollar directrices para la práctica de la telepsicología.

Entonces, ¿cuáles son algunas de las alternativas a la terapia uno a uno? Según un artículo de portada del Monitor APA incluyen lo siguiente:

  • Tecnologías de intervención conductual, como las que brindan atención a través de Internet o teléfonos móviles.
  • Programas informáticos para la depresión y otros trastornos, que suelen enseñar principios de terapia cognitivo-conductual o algún otro tratamiento basado en evidencia.

Aunque estas opciones de tratamiento son atractivas y existe un creciente cuerpo de investigación que sugiere que muchos son efectivos, es importante proceder con precaución. Es esencial asegurarse de que las personas reciban el tratamiento adecuado y de que los tratamientos ofrecidos se hayan estudiado y se haya demostrado que son efectivos.

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