Cómo ser real sin ser malo

El mantra de "ser real" se ha vuelto popular hoy en día, y por una buena razón. Vivimos en una sociedad donde las imágenes gobiernan y la autenticidad está reservada a los blue jeans y las recetas étnicas. Estamos entrenados para pulir y hacer alarde de un falso yo que creemos obtendrá aceptación y elogios.

El aislamiento y la desconexión que prevalecen en nuestra sociedad se basan en una desconexión de nuestros propios sentimientos y anhelos genuinos. Tenemos miedo de mostrar lo que es real, incluidos nuestros miedos, inseguridades y anhelos de amor e intimidad. En cambio, podemos intentar proyectar un yo confiado, seguro de sí mismo y sereno que creemos que nos hará ganar amigos y triunfar. Por ejemplo, podemos ocultar nuestro dolor o tristeza cuando nuestra pareja llega tarde. Nuestra decepción o resentimiento acumulados podría filtrarse más tarde por algo trivial, lo que deja a nuestra pareja confundida.

Los anhelos más profundos de nuestro corazón, nuestro deseo de amor y conexión, requieren algo de nos. Necesitamos saber y mostrar lo que realmente sentimos por dentro. En lugar de mantener nuestro auténtico yo oculto por temor a ser rechazados o avergonzados, debemos reunir el coraje para contactar y revelar lo que es genuino dentro de nosotros.

Queremos legítimamente amor, respeto y conexión. Pero este deseo no se actualizará a menos que estemos dispuestos a dar algo, tanto para nosotros mismos como para los demás: el don de la autenticidad y la realidad.

Ser real con los demás puede ser liberador y empoderador, especialmente cuando hemos mantenido nuestros verdaderos sentimientos en secreto durante tanto tiempo. Honrar nuestro derecho a ser respetados y establecer límites que sirvan a nuestras vidas puede aumentar nuestra autoestima. Expresar sentimientos de ira cuando se violan nuestros derechos y se frustran los deseos puede resultar liberador, si no embriagador.

El lado oscuro de ser genuino es que podemos perder de vista cómo estamos afectando a los demás. Si bien nos enorgullecemos de ser reales, otros pueden sentirnos malos. “Contar las cosas como son” puede traer un nuevo empoderamiento, pero ¿deja a la gente sintiéndose desanimada o insegura con nosotros?

Si nuestra intención se limita a la libre expresión personal, nuestra forma de expresión puede alejar a las personas. Si nuestra intención se expande para incluir el deseo de una interacción y conexión satisfactorias, entonces se nos invita a ser conscientes de cómo nuestra autoexpresión afecta a los demás.

Ser real con los demás funciona mejor cuando somos reales con nosotros mismos sobre lo que realmente sucede dentro de nosotros. La ira hacia nuestra pareja por llegar tarde es un sentimiento legítimo, pero si miramos más a fondo, probablemente esté sucediendo algo más vulnerable. Quizás su tardanza esté soltando sal en una vieja herida de sentirse irrespetado. O simplemente nos entristece perder un tiempo valioso con alguien a quien amamos. Compartir estos sentimientos sería exponer algo que es más profundamente real.

Según la psicología budista, lo que se llama "habla correcta" o "habla hábil" significa abstenerse de decir cosas hirientes. Una pauta es considerar tres cosas antes de hablar: ¿Es cierto? ¿Es simpatico? ¿Es útil?

Si solo consideramos lo que es verdad, entonces tenemos una licencia para decir cualquier cosa que se nos ocurra. Considerar si es amable pone freno a nuestra impulsividad. Lo importante no es solo si algo es verdad, sino también que expresemos nuestra verdad con gentileza y cariño. Esta autoexpresión más suave refleja la conciencia de que el corazón de las personas es tierno y de que tenemos el poder de herir o ayudar.

Considerar si un comentario es útil significa que nos guiamos por la intención de profundizar la comunicación y nutrir la relación en lugar de por la intención de tomar represalias, castigar o herir a una persona. Se necesita una rigurosa honestidad en uno mismo para diferenciar si venimos de un lugar sincero de afecto o de un lugar hiriente incrustado en la reactividad.

La comunicación no violenta (NVC) del mariscal Rosenberg es un modelo útil de cómo comunicarse de manera constructiva mediante el uso de declaraciones que se revelan a sí mismas en lugar de atacar, criticar y culpar, que son destructivas para las relaciones.

Podemos enorgullecernos de ser reales, pero desarrollar conexiones más profundas y seguras con nuestra pareja, amigos y comunidad requiere que combinemos la honestidad con una simple bondad y consideración de cómo nuestra verdad afecta a las personas. Es una práctica creativa buscar palabras que sean congruentes con nuestros verdaderos sentimientos y al mismo tiempo ser respetuosos y cariñosos en nuestro habla y tono de voz. La comunicación hábil que nos honra a nosotros mismos y a los demás es un arte que puede cosechar grandes recompensas en nuestra vida amorosa y en todas nuestras relaciones.

!-- GDPR -->