4 pasos para aumentar la inteligencia emocional de su hijo

¿Cómo definirías contento? Y como definirias triste o ansioso? Todos sabemos qué son las emociones, hasta que se nos pide que las definamos de una manera que nuestros hijos puedan entender. Las emociones son cosas complejas. Sin embargo, ayudar a nuestros hijos a ser emocionalmente inteligentes requiere que los ayudemos a aprender a comprender diferentes emociones para que puedan manejar mejor esas emociones de una manera socialmente aceptable.

Ahora sabemos que las emociones impulsan el comportamiento y que las lágrimas, los dolores de estómago o de cabeza, o la resistencia a la escuela, pueden ocultar sentimientos difíciles de expresar, como la ansiedad. Muchos investigadores y psicólogos ahora están de acuerdo en que cuando enseñamos a los niños sobre las emociones desde una edad temprana, les damos herramientas importantes que los ayudan a navegar por las emociones. Los estudios realizados por especialistas como John Gottman, PhD, han demostrado que los niños prosperan cuando se les enseña a identificar sus emociones y a tratar esas emociones como normales. Dicho de otra manera, cuando les enseñamos a nuestros hijos que las emociones son normales, les facilitamos la expresión de las emociones y reducimos los casos de crisis u otras formas “inapropiadas” de expresar emociones.

Después de años de esperar que los niños se "endurezcan", ahora hay una prueba indiscutible de que el estado emocional de un niño tiene un gran impacto en su estado social y psicológico. James Gross, PhD, uno de los principales investigadores en regulación de las emociones, cree que uno puede aprender a regular sus emociones. Sus estudios han demostrado que podemos aprender a alterar las emociones que experimentamos, cuándo se experimentan y cómo se experimentan. Muchos otros investigadores están de acuerdo en que aumentar la conciencia de los niños sobre las emociones puede ayudarlos a aprender a expresar esas emociones sin convertirse en crisis nerviosas o agresividad.

A continuación, presentamos algunos consejos para ayudar a fomentar la inteligencia emocional de su hijo:

1. Abraza incluso las emociones más oscuras.

Las emociones no son fáciles de definir, especialmente para los niños. Un niño puede saber que está sintiendo "algo", pero no necesariamente sabrá qué significa ese "algo". En otras palabras, nuestros niños no pueden aprender a identificar sus emociones si no saben cuáles son esas emociones.

Aceptar las emociones significa ayudar a su hijo a comprender que las emociones son una parte normal de la vida. Significa usar recursos apropiados para la edad para hablar con los niños sobre las emociones. Significa aprovechar las situaciones cotidianas para ayudar a sus hijos a comprender y nombrar mejor sus emociones. Pídales que le cuenten sobre su momento más feliz durante ese día. Pregúnteles qué los entristeció.

Pero recuerde que convertirse en el entrenador de emociones de nuestros hijos comienza aprendiendo a manejar nuestras propias emociones primero. Cuando aceptamos nuestras emociones y hablamos con nuestros hijos sobre ellas, les mostramos cómo manejar sus propias emociones.

2. Ayude a su hijo a comprender cómo las emociones cambian el cuerpo.

Sentimos emociones en ciertas partes de nuestro cuerpo. Es por eso que su hijo hablará sobre dolor de estómago, dolor de cabeza o incluso vomitar cuando se enfrente a una situación que le provoque ansiedad. Un estudio relativamente reciente encontró que todos experimentamos las mismas sensaciones corporales en respuesta a nuestras emociones. Ayudar a su hijo a ser más consciente de cómo se manifiestan las emociones en su cuerpo: ¿le sudan las palmas de las manos, su corazón late más rápido? ¿Tiene mariposas en el estómago? Enseñarle a su hijo a ser consciente de los desencadenantes de sus emociones puede facilitar el manejo de las emociones difíciles antes de que se salgan de control.

3. Hable sobre el origen de las emociones.

Las emociones son nuestra forma de reaccionar ante los estímulos externos. Su hijo puede estar más ansioso antes de participar en ciertas actividades, o puede sentir dolor de estómago siempre antes de la lección de natación.

Todos nacemos con algunas emociones, pero aprendemos otras emociones secundarias de nuestro entorno. La forma en que reaccionamos a las emociones de nuestros hijos tiene un impacto en su inteligencia emocional. Un niño al que se burlan de él por mostrar cierta emoción, digamos enojo, puede desarrollar una emoción secundaria como vergüenza cada vez que se enoja.

Hablar sobre lo que desencadena las emociones también es importante porque le ayuda a mostrarle a su hijo que está ahí y que puede ayudarlo a encontrar una solución. Cuando ayudamos a nuestros hijos a comprender qué impulsa sus emociones, aumentamos su conciencia de qué desencadena sus emociones y les facilita el manejo de situaciones que provocan emociones.

4. Dele a su hijo las herramientas para expresar emociones.

Brindarle a su hijo un ambiente seguro para expresar sus emociones le enseña a lidiar con esas emociones por sí mismo. Existen múltiples recursos y técnicas que brindan consejos prácticos para ayudar a los niños a lidiar con emociones fuertes como el enojo y la ansiedad de maneras socialmente aceptables.

Lo que debemos recordar al desarrollar la inteligencia emocional de nuestros hijos es que cuando creamos un entorno seguro en el que pueden expresar sus emociones, les damos las herramientas que necesitan para manejar esas emociones por sí mismos.

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