Cómo las redes sociales afectan nuestra autopercepción

No hace mucho, una amiga mía borró su cuenta de Instagram. No podía entender por qué alguien haría algo así, así que pregunté y su respuesta me tomó por sorpresa.

Borró su Instagram porque sintió que se deprimía por ello. La presión de tomar la foto correcta, con el filtro correcto, usar el atuendo correcto, en el lugar correcto, con las personas adecuadas era demasiada presión.

Estamos condicionados a proyectar solo lo mejor de nosotros mismos, aunque poco realistas, en nuestros perfiles de redes sociales como una forma moderna de estar prácticamente al día con los Jones.

Independientemente de si se da cuenta, está dedicando una gran cantidad de tiempo y esfuerzo a la creación de su identidad digital. El moldeado de este yo alternativo depende en gran medida de cómo otros se proyectan también en estas arenas. Entonces, ¿qué le sucede a su yo "real"?

Introduzca "depresión sonriente".

La depresión sonriente es un término que se usa para describir a las personas que están deprimidas pero que no lo parecen. En los Estados Unidos de hoy, el 6,7 por ciento de la población mayor de 18 años sufre de depresión mayor y es la principal causa de discapacidad en el rango de edad de 15 a 44 años.

Si me conociera por primera vez, se sorprendería mucho al saber que tengo una depresión mayor. Para mí es una segunda naturaleza ponerme la máscara de una persona feliz. No solo hablo con la gente, a menudo soy la persona más ruidosa en una reunión y siempre puedo encontrar algo de qué bromear o reírme. Esta es la depresión sonriente.

Las redes sociales ponen una lente interesante sobre la creación del yo y cómo esta construcción afecta nuestro bienestar mental. El yo ideal es el yo que aspiramos a ser. Mi yo ideal sería un exitoso escritor independiente de 25 años que vive en una casa siempre limpia y que siempre se toma el tiempo para maquillarse antes de salir de casa.

La imagen de uno mismo es la persona que realmente somos, basada en las acciones, comportamientos y hábitos que poseemos actualmente. Mi autoimagen sería la de una escritora independiente de 25 años que acaba de comenzar su negocio en una casa que está casi limpia la mayor parte del tiempo y que se obliga a no usar pijamas en todas partes.

Según la teoría de la personalidad de Carl Rogers, todo ser humano tiene el instinto básico de mejorarse y realizar todo su potencial. Como Abraham Maslow, llamó a este logro autorrealización. Creía que este estado se alcanzaba cuando el yo ideal y la imagen de sí mismo de la persona estaban alineados entre sí. Esta persona se consideraría una persona en pleno funcionamiento.

Cada uno de nosotros lleva lo que Robert Firestone denominó la voz interior crítica. Es una dinámica que existe dentro de cada individuo que ofrece un filtro negativo a través del cual ver nuestra vida. Se teoriza que la voz se crea a una edad temprana durante momentos de estrés o trauma.

Las redes sociales no solo son extremadamente omnipresentes, son una actividad en la que se espera que participe. No todas las redes sociales son Facebook e Instagram. Piense en LinkedIn, el nuevo perfil de negocio virtual que reemplaza rápidamente el currículum tradicional impreso. Como escritor independiente, a menudo veo ofertas de trabajo que insisten en que tienes una fuerte "presencia en las redes sociales".

Este fenómeno es una versión tangible del concepto de Rogers del yo ideal. Tenemos una personalidad general que construimos y presentamos al universo cibernético en función de la persona que queremos ser y, lo que es más importante, en función de la persona en la que queremos que nos vean.

También ilustra que la depresión es una enfermedad compleja. A menudo es biopsicosocial; es decir, un conglomerado de factores es responsable de su aparición, no solo la química corporal o la historia personal de uno.

Un factor de las altas tasas de depresión observadas en las personas amigables con las redes sociales es la inconsistencia que observan entre su yo cibernético ideal y su propia imagen. El deseo de ser vistos de manera positiva nos ha enseñado a silenciar nuestros problemas y ahora no tenemos idea de cómo expresar la confusión interna sin sentir que estamos aceptando la derrota social.

Por razones obvias, las personas no anuncian sus rasgos negativos en sus perfiles sociales ni presentan imágenes poco favorecedoras. Debido a este estricto control de la forma en que se nos ve, a menudo nos engañan haciéndonos creer que la vida de otras personas es mucho mejor que la nuestra. Lo que es esencial recordar es que ellos también usan máscaras, como yo, como todos.

Aquí hay algunas formas de tratar la depresión de las redes sociales:

  • Tómate el tiempo para desconectarte de la tecnología y las cuentas de redes sociales todos los días.
  • Cuando te enfrentes al autodesprecio inducido por las redes sociales, confronta tus pensamientos negativos y cuestiona su origen y validez.
  • Si se siente atraído por las redes sociales en momentos de aburrimiento, asegúrese de tener algo para distraerse, como un libro o una aplicación de teléfono divertida.

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