¿Dónde está la dignidad para los países rurales de bajos ingresos como Nepal?

El tema del Día Mundial de la Salud Mental de este año, "La dignidad en la salud mental", me recuerda a un paciente en particular que había visto en mi segundo año de residencia en Nepal. Por el bien de esta historia, llamémosla Nina (no es su nombre real).

Nina era una mujer de mediana edad de un pueblo montañoso de Nepal. Según sus familiares, había mostrado algunos comportamientos psicóticos durante los últimos tres años. Debido a estos comportamientos extraños, la mayor parte del tiempo la sujetaron con una cuerda y la encerraron en una cabaña destartalada. Esto había estado sucediendo durante más de dos años. Sus cuerdas solo se desataron para comer e ir al baño.

Nina incluso fue llevada a un curandero local (Dhami en Nepal) que la quemó en varios lugares de su cuerpo con una barra de hierro caliente, incluida la cara. Todavía puedo visualizar las lágrimas que rodaban por las mejillas quemadas de Nina cuando la vi por primera vez.

Desafortunadamente, este no fue el último paciente que he visto que ha sido tratado de manera tan inhumana.

La mayoría de los pacientes de salud mental en las zonas rurales de Nepal tienen, más o menos, un destino similar. Conceptos como la brujería y estar "poseído" por poderes divinos son muy frecuentes. Una sombra de estigma rodea a los pacientes de salud mental, así como a sus familias. Los curanderos locales son preferidos al tratamiento médico, que la mayoría de la gente ni siquiera busca. Estas prácticas de los curanderos por la fe dan como resultado prácticas tradicionales e inhumanas como golpear con palos, abofetear a la persona e incluso quemar varias partes del cuerpo.

Lamentablemente, incluso los pacientes de salud mental en una sociedad urbana tienen que hacer frente a la discriminación y la estigmatización de diversas formas. Incluso en las ciudades, preservar la dignidad de estos pacientes es un desafío.

Deberíamos encontrar mejores formas de lidiar con este tipo de prácticas obsoletas que se emplean en nombre del tratamiento de las enfermedades mentales. Los pacientes de países de ingresos bajos y medios como Nepal requieren medidas urgentes para aumentar la conciencia y las opciones de tratamiento para las enfermedades mentales. Todos debemos actuar de todas las formas posibles para preservar la dignidad de las personas con enfermedades mentales.

Si no lo hacemos, ¿quién más sabe cuánto tiempo tienen los médicos como yo para atender pacientes en estas patéticas condiciones? Ya es hora de actuar.

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