Cómo la tecnología afecta la forma en que funciona nuestro cerebro

La tecnología ha transformado la forma en que vivimos, trabajamos, nos comunicamos y nos entretenemos. Con solo hacer clic en un botón, podemos realizar transacciones, obtener información, aprender nuevas habilidades e incluso encontrar el amor.

Nuestra generación ha visto los saltos más drásticos en los avances tecnológicos y esto no solo ha cambiado la forma en que percibimos el mundo, sino también la forma en que nuestro cerebro recibe y procesa la información.Parece que somos incapaces de separarnos de nuestros teléfonos inteligentes, tabletas e innumerables plataformas de redes sociales, y llegamos a mantener nuestros dispositivos cerca de nosotros todo el día.

Una encuesta de Gallup reveló que más del 50 por ciento de todos los usuarios de teléfonos inteligentes en los EE. UU. Revisan sus dispositivos móviles unas cuantas veces por hora o más, y un asombroso 63 por ciento no puede soportar separarse de sus dispositivos móviles, manteniéndolos cerca mientras duermen en noche. Los jóvenes usan sus teléfonos inteligentes más que cualquier otro grupo de edad, y más del 70 por ciento de los encuestados revisan sus dispositivos varias veces o más cada hora.

Vivir en esta era digital significa que hemos llegado a depender de los dispositivos de una forma u otra. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros prestamos atención a cómo la tecnología está afectando nuestro comportamiento, relaciones o vidas? Tal vez deberíamos ser más conscientes de la frecuencia con la que usamos la tecnología, ya que se ha descubierto que altera nuestro cerebro de estas 5 formas:

1. Ahora tenemos períodos de atención más cortos y estamos más distraídos.

Antes del diluvio de iPhones, iPads y otros dispositivos, la persona promedio tenía una capacidad de atención de aproximadamente 12 segundos. Ahora se cree que solo podemos concentrarnos durante unos 8 segundos en promedio antes de pasar a otra cosa. Dato curioso: ¡la capacidad de atención promedio de un pez dorado es de 9 segundos!

Es difícil concentrarse en la tarea con todas las distracciones que tenemos estos días. Algo siempre se vuelve viral, hay nuevas tendencias a seguir y las luces de nuestro teléfono siempre parpadean para alertarnos sobre nuevos mensajes. Estas distracciones tecnológicas afectan nuestras relaciones, productividad y capacidad de aprender, todo lo cual requiere un cierto nivel de concentración. Estar constantemente inundado de información también afecta nuestra creatividad y capacidad para ser contemplativos.

2. Hemos mejorado nuestra capacidad para realizar múltiples tareas (al menos creemos que lo hemos hecho).

Muchos de nosotros nos jactamos de que podemos hacer varias cosas a la vez. Decimos que podemos hablar por teléfono, ver videos de YouTube y redactar respuestas por correo electrónico al mismo tiempo. Si bien eso ciertamente suena impresionante, las investigaciones nos recuerdan que no es posible realizar diferentes actividades que se basan en el mismo tipo de procesamiento cerebral. Hacerlo solo reduce la eficiencia del cerebro y hace que sea más difícil para nosotros retener información.

3. Nos hemos convertido en adictos a la tecnología.

Admitelo. Eres culpable de dejar de trabajar para revisar tu teléfono una vez que suena el tono del mensaje o de robar unos minutos para revisar tu línea de tiempo de Twitter o Facebook. Hay una cierta gratificación que viene con ver nuevas notificaciones y mensajes, por lo que algunos de nosotros revisamos compulsivamente las plataformas de redes sociales varias veces al día, pasando horas desplazándonos felizmente por esas páginas. Peor aún, algunas personas terminan sufriendo adicción a los videos o juegos móviles, necesitando rehabilitación y ayuda profesional para desintoxicarse.

La razón de esto es simple: la tecnología tiene una gratificación incorporada que estimula los centros de placer del cerebro, haciendo que regresemos por más.

4. Nuestras interacciones cara a cara se han visto socavadas.

¿Alguna vez ha salido con amigos y en algún momento notó que todos pasaban más tiempo mirando sus pantallas que charlando entre ellos? ¿O durante su viaje en tren se dio cuenta de que todos estaban ocupados con sus teléfonos celulares, ajenos al mundo? Tenemos que agradecer a la tecnología por convertirnos en zombies.

En estos días, confiamos en los emojis para expresar nuestros sentimientos y preferimos las interacciones en línea a las conversaciones en persona. Es incluso peor para los niños y adolescentes que han crecido en la era digital, ya que muchos no han desarrollado habilidades de conversación ni aprendido a leer las señales sociales. Como resultado, muchos se pierden aspectos importantes de la comunicación natural.

5. Nos estamos volviendo más olvidadizos.

La investigación ha revelado que muchos millennials son más olvidadizos que los mayores, algo que se puede atribuir al uso constante de la tecnología. Para recordar algo, necesitamos mover esa información de nuestra memoria de trabajo (mente consciente) a nuestra memoria a largo plazo y esto depende de nuestra atención.

Pero gracias a la tecnología, estamos constantemente recibiendo nueva información, apenas tenemos tiempo suficiente para pensar en ella y memorizarla antes de que algo más llame nuestra atención. Esto impacta nuestra memoria y nos hace más olvidadizos.

Si bien la tecnología tiene innumerables beneficios, también tiene algunos inconvenientes. La mejor manera de tener una vida equilibrada y mitigar algunos de los efectos negativos de la tecnología es comprometernos a dejar de lado nuestros dispositivos móviles durante unas horas al día. La meditación, el yoga y el ejercicio también pueden ayudarnos a concentrarnos en vivir el momento. Tomarse el tiempo para dejar nuestros teléfonos y contemplar conscientemente lo que tenemos frente a nosotros contribuirá en gran medida a mejorar nuestras vidas.

Referencias

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