Cuando su hijo es un atleta y un perfeccionista

A Joe le encantaba jugar al fútbol y si tuviera la opción, pasaría todas sus horas de vigilia practicando este deporte. También fue un gran triunfador en otras áreas de su vida. Estaba orgulloso de las A que recibió en todas sus clases. Tenía múltiples talentos y sus padres estaban complacidos con sus esfuerzos. Sin embargo, cuando ingresó al décimo grado, sus padres notaron que había comenzado a ser muy crítico consigo mismo cada vez que su equipo perdía. Le resultó difícil superar sus propios errores. Se castigaría a sí mismo aumentando su tiempo de práctica y evitando salir con sus amigos.

Un día, le dijo a su papá que le gustaría jugar al fútbol en una universidad prestigiosa en el futuro. Su padre respondió que era una gran meta. Entonces Joe dijo: "Probablemente sea solo un sueño porque nunca seré lo suficientemente bueno". Su papá le preguntó por qué. Joe dijo que un jugador de fútbol "suficientemente bueno" necesitaría amar totalmente el deporte y que también necesitaría calificaciones perfectas. Su padre estuvo de acuerdo en que tener pasión por el deporte era esencial y que Joe tenía eso. Sin embargo, Joe parecía atascado en sus pensamientos y creía que necesitaba ser perfecto.

Cuando su niño deportista ya no se divierte porque un perfeccionismo poco saludable se interpone en su camino, considere los siguientes puntos.

Señales de que su atleta tiene un perfeccionismo poco saludable:

  • Trabajando duro pero enfocándome únicamente en ganar.
  • Incapacidad para superar una pérdida durante días hasta el próximo juego, donde el ciclo comienza de nuevo.
  • Preocuparse por lo que otros –tema, padres y entrenadores– piensan de su desempeño.
  • Expectativas altas y poco realistas para su propio desempeño.
  • Creencias de pensamiento rígido: pensamiento extremo como: "Soy un pésimo jugador porque perdimos".
  • Incapacidad para notar lo positivo, insistir en lo negativo y magnificar sus errores.
  • Disminución de la confianza en uno mismo a medida que surgen las dudas.
  • Esperar la aprobación de los padres, entrenadores y otros cuando sientan que han tenido un gran juego.
  • Sentirse avergonzado al perder un juego o no tener un buen desempeño.
  • Mostrar enojo y arremeter cuando otros intentan conectarse.
  • Creer que la autocrítica y la comparación les ayudan a convertirse en mejores deportistas.
  • Incapacidad para ver cómo sus creencias poco saludables perjudican su desempeño.
  • Separarse de amigos y familiares.

¿Cómo puedes ayudar a tu deportista perfeccionista?

  • Cuando su hijo experimente estrés y ansiedad por su desempeño atlético, asegúrese de validar y reconocer sus sentimientos. Déle el tiempo apropiado para que se exprese y procese su experiencia.
  • Cree una cultura familiar donde el enfoque esté en el "proceso" en lugar del "resultado". El "proceso" significa las cosas que lata control y el "resultado" significa las cosas que ellos no puedo controlar.
    • ¿Qué pueden controlar?
      • Su nivel de esfuerzo
      • Su forma de pensar
      • Su ética de trabajo
      • Su enfoque en la mejora y el progreso
      • Sus hábitos y elecciones diarios
    • ¿Qué no pueden controlar?
      • Ser el mejor
      • Cuan talentosos son los demás
      • Ya sea que ganen o pierdan, obtengan las mejores calificaciones, etc.
  • Afirmar que su deseo de mejorar es un rasgo característico excelente. Hágales saber que ha notado su gran ética de trabajo y sus esfuerzos por mejorar.
  • Cuando su equipo gane, puede pedirle su opinión sobre su desempeño y si cree que jugó bien. Puedes felicitar su "proceso" logro, lo duro que jugó, su pasión, etc. Dile: "Me encanta verte jugar". Puede insistir en su opinión. Puede pensar que no hay nada de malo en tranquilizar a su hijo. Sin embargo, cuando los niños experimentan un perfeccionismo poco saludable, la búsqueda de seguridad se convierte en una necesidad para satisfacer su inseguridad y sentimientos de insuficiencia. A la larga, fracasa.
  • Ayúdelos a saber que lo más importante es cuánto disfrutaron el juego y si compitieron con su mejor habilidad, no si los demás piensan que jugaron bien. Para aumentar su confianza en sí mismos, necesitan aprender que no necesitan depender de las opiniones de los demás para sentirse bien con su esfuerzo o desempeño.
  • Cuando su equipo pierde, es posible que quieran tranquilidad porque se sienten fracasados. La mayoría de los padres querrán elogiar a sus hijos diciendo que jugaron muy bien incluso si no lo hicieron. Los padres pueden querer culpar a otros por la pérdida para que sus hijos no se sientan mal. No hagas eso. Recuerde elogiar sus esfuerzos y ser positivo sobre la experiencia independientemente del resultado.
  • Ayúdelos a ver los aspectos positivos del juego y lo que podrían aprender de la derrota. Anímelos a preguntarse: "¿Qué aprendí hoy?" Cuando empiecen a ser críticos, invítelos a hacer una pausa y preguntarse: "¿Esto me ayuda a sentirme mejor?" Pueden decir: "No, pero me ayuda a trabajar más duro". Recuérdeles nuevamente que se concentren en el "proceso" de mejora y no en el "resultado" de ganar o perder.
  • Ayude a sus hijos a desarrollar una actitud de pensamiento de “proceso” versus pensamiento de “resultado” mientras se involucran en sus actividades atléticas. Enséñeles a "controlar lo que puede controlar". Estos principios también se aplican a sus académicos y a todas las áreas de su vida. A los niños se les puede enseñar a "competir consigo mismos" para mejorar. Es la única manera de que realmente disfruten y aprendan las lecciones de vida críticas disponibles a partir de la participación deportiva y sus otras actividades.

A medida que ayude a sus hijos a concentrarse en lo que pueden controlar, ¡usted será el entrenador inspirador que les ayudará a cambiar su vida! ¡Este principio también es válido para nosotros los padres! ¡Todos podemos beneficiarnos al enfocarnos en las cosas que podemos controlar!

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