Estudio con ratones encuentra que la exposición al sol libera endorfinas

Un nuevo estudio con ratones descubrió que la exposición continua a la radiación ultravioleta (UV) provoca la liberación de endorfinas, conocidas como hormonas del bienestar, que provocan dependencia física, tolerancia y comportamiento adictivo en los roedores.

Esto podría explicar por qué las personas tienen un deseo instintivo de estar al sol, a pesar de sus conocidos riesgos para la salud, según los investigadores.

"Esta información podría servir como un medio valioso para educar a las personas sobre cómo frenar la exposición excesiva al sol para limitar el riesgo de cáncer de piel, así como el envejecimiento acelerado de la piel que ocurre con la exposición repetida al sol", dijo el autor principal del estudio, David Fisher, MD, Ph. D., del Hospital General de Massachusetts y la Escuela de Medicina de Harvard.

“Nuestros hallazgos sugieren que la decisión de proteger nuestra piel o la piel de nuestros hijos puede requerir más un esfuerzo consciente que una preferencia pasiva”.

Según los investigadores, el cáncer de piel es la forma más común de cáncer en los Estados Unidos. Además, quienes buscan el sol y los rayos ultravioleta a través de las camas solares a menudo cumplen con los criterios clínicos para un trastorno relacionado con sustancias, anotaron los investigadores.

Una razón puede ser que la exposición a los rayos UV estimula la producción de endorfinas, que alivian el dolor al activar los receptores opioides a través de la misma vía activada por los analgésicos recetados, la morfina y la heroína, explican.

En el nuevo estudio, Fisher y su equipo de investigación examinaron si esta vía podría ser la base de la adicción a los rayos UV. Expusieron ratones afeitados a la luz ultravioleta durante seis semanas y descubrieron que los niveles de endorfinas en el torrente sanguíneo aumentaban en una semana.

Al final de las seis semanas, el tratamiento con un fármaco bloqueador de opioides provocó síntomas de abstinencia en los ratones, incluidos temblores, temblores y castañeteo de dientes.

Esto llevó a los ratones a evitar el lugar donde se les administró la droga, lo que sugiere que la exposición crónica a los rayos UV produce dependencia física y un comportamiento similar a la adicción, según los investigadores.

"Es sorprendente que estemos programados genéticamente para volvernos adictos a algo tan peligroso como la radiación ultravioleta, que probablemente sea el carcinógeno más común en el mundo", dijo Fisher. “Sospechamos que la explicación involucra la contribución de los rayos UV a la síntesis de vitamina D en la piel.

"Sin embargo, en la actualidad, existen fuentes de vitamina D mucho más seguras y confiables que no conllevan riesgo carcinogénico, por lo que evitar la luz solar como fuente de vitamina D tiene un valor real para la salud".

El estudio fue publicado en la revista Célula.

Fuente: Cell Press


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