Mapeo de anomalías cerebrales relacionadas con el riesgo de suicidio en adolescentes

Investigadores de la Universidad de Yale han identificado ciertas anomalías en la corteza prefrontal y otras regiones cerebrales relacionadas en jóvenes que han intentado suicidarse.

Los hallazgos, presentados recientemente en la reunión anual del American College of Neuropsychopharmacology, sugieren que los déficits en los sistemas frontales pueden estar relacionados con un mayor riesgo de intentos de suicidio en adolescentes con trastornos del estado de ánimo.

La mayoría de los intentos de suicidio ocurren en presencia de trastornos del estado de ánimo, como el trastorno bipolar y el trastorno depresivo mayor. Aproximadamente entre el tres y el cuatro por ciento de la población estadounidense sufre de trastorno bipolar y entre el 25 y el 50 por ciento de los afectados intentan suicidarse; 15-20 por ciento de las personas con el trastorno mueren por suicidio.

Los investigadores esperan encontrar técnicas de intervención más tempranas, ya que el comportamiento suicida generalmente surge en la adolescencia. Sin embargo, el desarrollo de nuevas intervenciones requeriría una mejor comprensión de cómo las características de la estructura y función del cerebro están relacionadas con el desarrollo de conductas suicidas.

Para el estudio, los investigadores utilizaron imágenes por resonancia magnética (IRM) para observar mejor la estructura del cerebro.

El equipo de investigación de Yale examinó la estructura y función del cerebro de adolescentes y adultos jóvenes, de 14 a 25 años. Se comparó a 68 participantes con trastorno bipolar, de los cuales 26 habían intentado suicidarse, con 45 voluntarios sanos emparejados por edad y sexo.

Los hallazgos revelan que, en comparación con los sujetos de control sanos y también con los pacientes bipolares que no intentaron suicidarse, los jóvenes suicidas mostraron menos integridad de la materia blanca en los sistemas cerebrales frontales clave, incluido el fascículo uncinado, un tracto de fibra que conecta el lóbulo frontal con áreas clave del cerebro responsables de la emoción, la motivación y la memoria.

Además, las anomalías en las conexiones estructurales se vincularon a conexiones más débiles entre la corteza prefrontal y amygdale.

Esto sugiere que la disfunción en la materia blanca interrumpe la capacidad de estos componentes del sistema para trabajar juntos. También hubo vínculos entre los déficits de circuitos y los pensamientos suicidas, el número de intentos de suicidio y la mortalidad relativa de esos intentos de suicidio.

Estos hallazgos son un primer paso importante para comprender la neurobiología de cómo se generan los pensamientos y comportamientos suicidas y pueden ayudar en el desarrollo de intervenciones específicas para prevenir el suicidio.

Fuente: Colegio Americano de Neuropsicofarmacología

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