Preferimos personas cuyos nombres "coincidan" con sus caras

Un nuevo estudio encuentra que tenemos una preferencia inherente por las personas cuyos nombres y rostros son una "coincidencia" basada en el llamado efecto bouba / kiki. Este efecto se refiere a la tendencia de las personas a asociar objetos redondeados con nombres que requieren redondear la boca para pronunciarlos. Por ejemplo, la gente tiende a asociar nombres redondos como "Bob" y "Lou" con personas de caras redondas.

En una serie de estudios, los investigadores David Barton y Jamin Halberstadt de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda probaron si los nombres de las personas se consideran más adecuados cuando son congruentes en forma con las personas a las que denotan. También investigaron si las personas cuyos nombres coinciden con sus rostros son juzgadas de manera más positiva que las personas con nombres incongruentes.

Sus hallazgos se publican en la revista Boletín y revisión psiconómica.

En el primer experimento, los participantes clasificaron cuál de los seis nombres sugeridos fue mejor con veinte caras caricaturizadas masculinas redondas o angulares excesivamente exageradas. Los participantes emparejaron constantemente nueve de las diez caras redondas con los llamados nombres redondos (George, Lou), y ocho de las diez caras angulares con los llamados nombres angulares (Pete, Kirk).

En otro experimento, utilizando fotografías no manipuladas de rostros masculinos reales, los participantes asignaron nombres congruentes de forma a 14 de 16 caras redondas y 15 de 16 caras angulares.

Estudios posteriores revelaron que a los participantes les gustaba más una persona cuando su nombre coincidía con su rostro, pero sus sentimientos hacia una persona disminuían si su nombre y su rostro no coincidían.

Finalmente, Barton y Halberstadt recurrieron a la política para probar más a fondo estos hallazgos. Los investigadores calcularon "puntajes coincidentes" para 158 candidatos para el Senado de los Estados Unidos, basados ​​en calificaciones independientes de la redondez del rostro y el nombre de cada candidato.

De hecho, encontraron que los candidatos cuyos rostros coincidían con sus nombres tenían una ventaja. De hecho, los candidatos obtuvieron en promedio 10 puntos porcentuales más en sus elecciones cuando sus nombres encajaban muy bien con sus rostros, en comparación con muy mal.

“Aquellos con nombres congruentes obtuvieron una mayor proporción de votos que aquellos con nombres incongruentes”, dijo Barton. “El hecho de que los candidatos con nombres extremadamente ajustados ganaran sus escaños por un margen mayor (10 puntos) que el que se obtiene en la mayoría de las elecciones presidenciales estadounidenses sugiere la provocativa idea de que la relación entre la experiencia perceptiva y corporal podría ser una potente fuente de sesgo en algunas circunstancias ".

Halberstadt agregó que “En general, nuestros resultados cuentan una historia consistente. Los nombres de las personas, como los nombres de las formas, no son etiquetas completamente arbitrarias. Las formas de la cara producen expectativas sobre los nombres que deberían denotarlas, y las violaciones de esas expectativas conllevan implicaciones afectivas, que a su vez alimentan juicios sociales más complejos, incluidas las decisiones de votación ”.

Fuente: Springer / EurekAlert

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