Los estudios en animales muestran cómo el estrés afecta la función celular y la salud física

La investigación emergente puede haber descubierto el método por el cual el estrés psicológico afecta la salud física. Los científicos creen que la clave puede ser la forma en que el estrés afecta la región mitocondrial de una célula, a menudo llamada "central eléctrica" ​​de la célula. Los expertos creen que la nueva comprensión podría revolucionar potencialmente el campo de la medicina psicosomática.

Dos artículos encontrados en la revista Medicina psicosomática: Revista de medicina bioconductual discutir los nuevos hallazgos. Los artículos presentan una actualización de la evidencia actual y un marco conceptual del papel de las mitocondrias en la comprensión de cómo los factores psicosociales, ya sean negativos o positivos, pueden afectar la salud humana.

“En última instancia, la integración exitosa de las mitocondrias en la investigación psicosomática debería fomentar una comprensión más completa de las fuerzas que influyen en nuestra salud a lo largo de la vida y de los factores que obstaculizan nuestra capacidad para curarnos de enfermedades”, escriben los Dres. Martin Picard, Ph.D., de la Universidad de Columbia y Bruce S. McEwen de la Universidad Rockefeller, Nueva York.

Las mitocondrias son subunidades de células de todo el cuerpo con su propio ADN y se encuentran en casi todos los tipos de células.

A veces llamadas "centrales eléctricas" celulares, las mitocondrias generan la energía y las señales necesarias para la vida. Cuando las mitocondrias no funcionan correctamente, pueden causar enfermedades graves que afectan a muchos sistemas corporales diferentes.

La investigación apunta a las mitocondrias como "un punto de intersección potencial entre las experiencias psicosociales y las respuestas biológicas al estrés", afirmaron Picard y McEwen.

En 23 estudios experimentales en animales que han sido realizados por investigadores en laboratorios de todo el mundo, el estrés agudo y crónico influyó en aspectos específicos de la función mitocondrial, particularmente en el cerebro.

Por lo tanto, la vulnerabilidad mitocondrial al estrés puede verse influenciada por una amplia gama de factores, incluidos el comportamiento, los genes y la dieta.

Los autores describen un marco conceptual mediante el cual las mitocondrias pueden transducir los efectos del estrés psicológico en la salud física. Explican que un creciente cuerpo de evidencia sugiere que las mitocondrias "detectan, integran y señalan información sobre su entorno".

En resumen, el estrés puede provocar una "recalibración" estructural y funcional de las mitocondrias.

Los autores describen el concepto de carga alostática mitocondrial (MAL), los cambios estructurales y funcionales que sufren las mitocondrias en respuesta al estrés crónico. A su vez, estos cambios pueden provocar efectos generalizados en la salud: por ejemplo, aumento de la inflamación que conduce al riesgo de enfermedad o daño del ADN celular que conduce a un envejecimiento acelerado.

Las mitocondrias también parecen estar involucradas en la regulación de los sistemas de reactividad al estrés del cuerpo, incluido el cerebro, así como en el control de la inmunidad y la inflamación. Se ha sugerido durante mucho tiempo que el daño al ADN mitocondrial representa un "reloj de envejecimiento" biológico.

Estudios recientes han demostrado de manera inequívoca que las mitocondrias afectan la tasa de envejecimiento en los mamíferos, posiblemente a través del aumento de la inflamación. Sin embargo, todavía no está claro si este es el caso en los humanos.

Los hallazgos son especialmente interesantes para el campo de la medicina psicosomática, con su enfoque tradicional en la reintegración de la mente ("psique") y el cuerpo ("soma").

La evidencia emergente sobre el papel de las mitocondrias en la traducción de los efectos del estrés en la salud “amplía el alcance de la investigación cuerpo-mente al dominio celular-molecular que es la base fundamental del entrenamiento y la práctica biomédica actual”, señalaron Picard y McEwen.

Enfatizan la necesidad de realizar más estudios para probar varios elementos de su modelo, especialmente en humanos. "La investigación futura debe considerar las interacciones bidireccionales dinámicas entre las mitocondrias y otros sistemas fisiológicos importantes".

Fuente: Wolters Kluwer Health / EurekAlert

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