La mitología de la neurociencia obstaculiza la enseñanza

A pesar de los esfuerzos por utilizar enfoques basados ​​en hechos en la educación, los maestros y el público pueden estar equivocados en los supuestos básicos que influyen en la forma en que se presenta el material educativo.

En un nuevo estudio, los investigadores de la Universidad de Bristol querían demostrar que los educadores a menudo no prestan atención a sus propios consejos, ya que hacen suposiciones y usan métodos que no están basados ​​en evidencia.

Los neurocientíficos creen que los maestros adoptan o usan inocentemente estrategias que creen que se basan en hallazgos emergentes de la neurociencia.

El informe culpa a la ilusión, la ansiedad y un sesgo hacia las explicaciones simples como factores típicos que distorsionan los hechos neurocientíficos en neuromitos.

A los profesores del Reino Unido, Holanda, Turquía, Grecia y China se les presentaron siete declaraciones y se les preguntó si eran ciertas.

Las declaraciones fueron:

  • la mayoría de las veces solo usamos el 10 por ciento de nuestro cerebro;
  • las personas aprenden mejor cuando reciben información en su estilo de aprendizaje preferido (por ejemplo, visual, auditivo o cinestésico);
  • sesiones breves de ejercicios de coordinación pueden mejorar la integración de la función cerebral hemisférica derecha e izquierda;
  • las diferencias en el dominio hemisférico (hemisferio izquierdo o derecho) pueden ayudar a explicar las diferencias individuales entre los alumnos;
  • los niños están menos atentos después de bebidas azucaradas y bocadillos;
  • beber menos de seis a ocho vasos de agua al día puede hacer que el cerebro se encoja;
  • Los problemas de aprendizaje asociados con las diferencias de desarrollo en la función cerebral no pueden remediarse con la educación.

Todas las declaraciones representan los llamados "neuromitos", dijeron los autores del estudio.

Los hallazgos específicos incluyeron:

  • una cuarta parte o más de los maestros en el Reino Unido y Turquía creen que el cerebro de un estudiante se encogería si bebiera menos de seis a ocho vasos de agua al día;
  • alrededor de la mitad o más de los encuestados cree que el cerebro de un estudiante está solo en un 10 por ciento activo y que los niños están menos atentos después de bebidas y refrigerios azucarados;
  • más del 70 por ciento de los profesores en todos los países creen erróneamente que un estudiante tiene el cerebro izquierdo o el derecho, alcanzando un máximo del 91 por ciento en el Reino Unido;
  • y casi todos los maestros (más del 90 por ciento en cada país) sienten que enseñar con el estilo de aprendizaje preferido de un estudiante (auditivo, cinestésico o visual) es útil, a pesar de que no hay evidencia convincente que respalde este enfoque.

Los hallazgos se han publicado en la revista Nature Reviews Neurociencia con los autores del estudio pidiendo una mejor comunicación entre neurocientíficos y educadores.

El Dr. Paul Howard-Jones, autor del artículo de la Escuela de Graduados de Educación de la Universidad de Bristol, dijo: “Estas ideas a menudo se venden a los maestros como basadas en la neurociencia, pero la neurociencia moderna no puede usarse para respaldarlas. Estas ideas no tienen valor educativo y a menudo se asocian con prácticas deficientes en el aula ".

Los investigadores creen que los factores que distorsionan los hechos en mitos (deseo, ansiedad, deseo de explicaciones simples) son barreras para la comunicación entre neurocientíficos y educadores.

Howard-Jones agregó: “Aunque el mayor diálogo entre la neurociencia y la educación es alentador, vemos nuevos neuromitos en el horizonte y los viejos regresan en nuevas formas.

"A veces, transmitir mensajes 'resumidos' sobre el cerebro a los educadores puede provocar malentendidos, y las confusiones sobre conceptos como la plasticidad cerebral son habituales en las discusiones sobre políticas educativas".

El informe destaca varias áreas donde los nuevos hallazgos de la neurociencia se están malinterpretando por la educación, incluidas las ideas relacionadas con el cerebro con respecto a la inversión educativa temprana, el desarrollo cerebral de los adolescentes y los trastornos del aprendizaje como la dislexia y el TDAH.

La esperanza de que la educación obtenga un beneficio genuino de la neurociencia puede descansar en un campo nuevo pero en rápido crecimiento de la investigación "neuroeducativa" que combina ambos campos.

La revisión concluye que, en el futuro, dicha colaboración será muy necesaria para que la educación se enriquezca en lugar de engañar a la neurociencia.

Fuente: Universidad de Bristol


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