El estrés de la madre en la concepción vinculado a la respuesta de estrés posterior del niño

Los niveles de estrés de una madre en el momento de la concepción pueden estar relacionados con la forma en que su hijo responde a los desafíos de la vida a los 11 años, según un nuevo estudio canadiense publicado en el Revista de los orígenes del desarrollo de la salud y la enfermedad.

Investigadores de la Universidad Simon Fraser (SFU) en Columbia Británica midieron los niveles de cortisol en las futuras madres, comenzando antes del embarazo y continuando durante las primeras ocho semanas de gestación, y luego años después en sus hijos. El objetivo del estudio fue comprender el vínculo entre el estrés biológico de una madre en el momento de la concepción y el desarrollo de la fisiología del estrés de su hijo.

Usando muestras de orina para medir las hormonas reproductivas, los investigadores pudieron determinar el día en que se concibieron los niños, así como los niveles de cortisol de las madres, un biomarcador del estrés fisiológico, durante las primeras ocho semanas después de la concepción.

Doce años más tarde, los investigadores observaron cómo reaccionaban los niños al comienzo de un nuevo año escolar (un factor estresante "natural" bien conocido) y al desafío de hablar en público (un factor estresante "experimental" de uso frecuente).

El cortisol materno después de la concepción se vinculó con diferentes facetas de las respuestas del cortisol de los niños a esos desafíos, y muchas de estas asociaciones diferían entre niños y niñas.

La autora principal del estudio, Cindy Barha, Ph.D., dijo que los hijos de madres que tenían un cortisol más alto en la segunda semana de gestación tenían reacciones de cortisol más altas al desafío experimental de hablar en público, pero este vínculo no se encontró en las hijas.

Por el contrario, las madres con mayor cortisol en la semana cinco de gestación tenían hijas con mayor cortisol basal (línea de base o capa inferior) antes del comienzo de un nuevo período escolar, pero no hijos.

Sin embargo, tanto los hijos como las hijas tenían respuestas de cortisol más altas al comienzo de un nuevo año escolar, así como al desafío experimental de hablar en público, si sus madres tenían un cortisol más alto durante la semana cinco de gestación.

Los mecanismos biológicos detrás de estas asociaciones aún no están claros, pero es probable que involucren la genética y la epigenética, así como factores ambientales y culturales compartidos por las madres y sus hijos.

"El estrés juega un papel fundamental no solo en la capacidad de los niños para responder a los desafíos sociales y académicos, sino también en su desarrollo y salud como adultos", dijo el Dr. Pablo Nepomnaschy, profesor de ciencias de la salud de SFU, líder del equipo de investigación.

El equipo continuará investigando la asociación entre los niveles de estrés tanto de la madre como del niño desde el momento de la concepción en adelante. Los hallazgos pueden ayudar a desarrollar programas e intervenciones exitosos que preparen a los niños para vivir vidas saludables y satisfactorias y desarrollar todo su potencial.

Fuente: Universidad Simon Fraser

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