Compasión consciente por los problemas de fertilidad: el antídoto para el sufrimiento

Cualquiera que atraviese el terreno de la infertilidad inevitablemente se encontrará con un mar de "¿por qué?" "¿Por qué no estoy embarazada?" "¿Por qué me está pasando esto?" "¿Por qué no me siento optimista acerca de mi viaje de fertilidad?"

Es parte de la naturaleza humana preguntar "¿Por qué?" - especialmente cuando se enfrenta a sentimientos de profunda incertidumbre y sensación de descontrol.

Nuestras mentes son poderosas y, a menudo, nos engañan haciéndonos creer que si descubrimos las respuestas a todos nuestros "por qué", de alguna manera aliviaremos nuestro dolor, creando un amortiguador contra las aguas del dolor que tan a menudo surgen durante este momento vulnerable.

Tal fue el caso de Renee. Después de tener un bebé de unos 20 años, asumió que expandir su familia no sería un problema. Ella se sorprendió y se sorprendió cuando su cuerpo no cooperó. Después de años de intentar concebir, buscó el consejo de médicos y endocrinólogos reproductivos solo para que le dijeran que su infertilidad era "inexplicable". Al escuchar esta noticia, sintió que su cuerpo estaba roto y que de alguna manera era culpa suya. Aún más perturbador, nadie podía decirle "por qué".

Al igual que Renee, para muchas mujeres, los problemas de fertilidad son una crisis de salud, no solo del cuerpo, sino también del alma. Para muchos de nosotros, pensamos en comenzar una familia como nuestro derecho de nacimiento, un evento natural en el curso de nuestras vidas. Cuando se desafía esta creencia, podemos sentirnos abrumados por sentimientos de confusión, decepción y fracaso. Estos poderosos sentimientos a menudo conducen a pensamientos automáticos y críticos sobre nosotros mismos, fracturando la conexión entre nuestra cabeza y nuestro corazón.

Hay buenas noticias: así como nuestras mentes juegan un papel activo en nuestro sufrimiento, también pueden jugar un papel activo en nuestra curación. Podemos cultivar este proceso mediante el aprendizaje y la práctica de las habilidades para la vida de la atención plena. Mindfulness significa conciencia sin juzgar momento a momento. Se cultiva refinando nuestra capacidad de prestar atención, intencionalmente, en el momento presente, y luego manteniendo esa atención a lo largo del tiempo lo mejor que podamos. A través de este proceso nos volvemos más en contacto con nuestra vida a medida que se desarrolla. Clínicamente probado para reducir los síntomas del estrés, la ansiedad y la depresión, la atención plena se utiliza para ayudar a las personas y las parejas que luchan con los desafíos de la fertilidad.

Mindfulness aporta a la infertilidad un marco poderoso para notar lo que estamos haciendo en cada momento. Nos permite ver más allá del velo de nuestros pensamientos y sentimientos automáticos. Al observar todo el campo de nuestra experiencia, nos volvemos más conscientes y esto conduce a una actualidad más profunda. Podemos cultivar esta conciencia volviéndonos hacia adentro y centrándonos en la respiración. Comenzando donde estamos, podemos inhalar por el corazón y exhalar por el vientre. Si nuestras mentes divagan (lo cual es posible), podemos notar lo que surge y luego regresar a la respiración.

A través de la práctica sostenida, la atención plena se convierte en un gran aliado y combate el pensamiento miope a menudo causado por un diagnóstico de infertilidad. En lugar de ver las cosas en términos tan bimodales de “todo bien o todo mal”, aprendemos a apreciar el espacio intermedio prestando atención a lo que surge momento a momento.

Cuando disminuimos la velocidad y realmente prestamos atención, damos a luz las historias que se relacionan con nuestras experiencias, una tras otra. Aprendemos sobre nuestros propios apegos, anhelos, pérdidas y desilusiones. Independientemente de lo que nos hayamos apegado en el pasado, la atención plena ofrece la oportunidad de comenzar de nuevo. Mediante la práctica sostenida, vuelve a entrenar la mente, sentando el terreno fértil para la compasión, un antídoto natural para el sufrimiento.

A veces adjuntamos una narrativa intergeneracional en torno a nuestra fertilidad. Quizás nuestra bisabuela, abuela y madre quedaron embarazadas con facilidad y, habiendo escuchado repetidamente estas historias, estamos seguros de que este también será nuestro camino. Cuando la narrativa de la fertilidad no se desarrolla como se nos ha dicho históricamente, surge el juicio. Con demasiada frecuencia nos castigamos, convencidos de que debemos estar haciendo algo mal y de que, de alguna manera, somos inadecuados o estamos rotos.

Una forma de atención plena es la meditación Metta. Metta significa bondad amorosa. Repitiendo palabras y frases, la meditación Metta ofrece acciones amorosas y amables para nosotros mismos, otros seres en nuestras vidas, así como para el universo. La meditación Metta puede calmar las preocupaciones y los miedos más profundos, ofreciendo una renovada sensación de bienestar. Podemos comenzar con cuatro frases simples:

Puede que seas feliz.
Que estés sano.
Que seas libre.
Que te ames a ti mismo incondicionalmente, tal como eres.

A través de la meditación Metta, podemos volvernos hacia adentro, reconectarnos con un sentido de bondad hacia nosotros mismos. La compasión da origen a la generosidad y la aceptación, y ofrece un lente más amplio a través del cual ver nuestras experiencias. La meditación Metta nos permite "estar" con nosotros mismos, tal como somos. Es la música que acalla las voces críticas que recorren nuestras mentes.

Cuando honramos nuestras experiencias, momento a momento, lo que antes era inconcebible a menudo se vuelve tolerable. Nos damos cuenta de que todo es temporal, incluido nuestro sufrimiento. Y simplemente con darnos cuenta, nuestros miedos se encogen, nuestros corazones se expanden y crece la empatía. A través de esta práctica, una y otra vez, nos conectamos con un nuevo sentido de nosotros mismos. Encarnando bondad y sinceridad, nos damos cuenta de que nuestras historias son solo nuestras historias, narrativas en constante evolución, que se crean una palabra y un momento a la vez.

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