Apreciar el brillo en los ojos de un cliente

Una dulce pieza de terminología que recogí de mis estudios de terapia narrativa es el "momento brillante". La idea es buscar lo que brilla de manera positiva, en contraste con la historia predominantemente oscura y saturada de problemas en la que nuestros clientes pueden estar atrapados.

En términos simples, la terapia narrativa sugiere que le damos sentido a nuestras vidas uniendo momentos en nuestras vidas de los cuales se puede hacer una historia.

Debido a que no existe tal cosa como una "realidad objetiva", la historia que construimos de momento a momento es una de un número casi infinito de opciones. Sin embargo, una vez que hemos creado una historia para nosotros mismos, nuestras mentes comienzan inmediatamente a filtrar experiencias, pensamientos, sentimientos, relaciones y fragmentos de nuestra historia que no tienen sentido dentro de nuestra historia preexistente.

Debido a que esto sucede, cualquier historia que hayamos adoptado tiende a crecer y fortalecerse con el tiempo a medida que recopilamos más instancias que parecen respaldarla.

En el proceso, otras posibilidades y otras realidades que podrían proporcionar la estructura para una historia muy diferente se dejan sin ver, su valor no se reconoce. Pero si prestamos atención a momentos y experiencias que no se pueden utilizar en la problemática historia actual, surgirán otras historias. Los significados e identidades que pensamos que eran elementos permanentes comienzan a dar lugar a nuevas realidades liberadoras y esperanzadoras sobre nosotros mismos.

El desafío en esta situación es localizar un momento que brille en el clientela ojos Independientemente de cuán brillantemente se destaque algo para nosotros, es aburrido como una mancha de carbón si nuestros clientes no lo entienden como una excepción a la regla, o como un "resultado único", como diría Michael White.

Como terapeutas, a veces es difícil mantener una sensación de frescura en nuestro trabajo. Puede ser un desafío mantener una actitud de curiosidad esperanzadora sobre lo que vendrá después. Esto puede ser cierto en varias circunstancias: por ejemplo, si nos sentimos cansados ​​y no apreciados; si los problemas difíciles sin soluciones fáciles parecen volar hacia nosotros sin descanso; o si hemos tenido una gran decepción en nuestra vida profesional o personal.

En momentos como estos, también debemos buscar momentos brillantes. Pueden estar ocultos bajo una gruesa capa de frustración y desánimo, momentos que simplemente no se ajustarán a nuestra percepción temporalmente triste de nosotros mismos como terapeutas no muy buenos y del mundo como cansado, viejo, predecible y aburrido.

Hoy vino un cliente que me ha estado viendo semanalmente durante más de dos años. Juntos hemos pasado por días de desesperación, autodesprecio y desesperanza que le han parecido ciertamente interminables. La persona que era hace dos años no hubiera creído que alguna vez podría ser la persona que es hoy. Ella habría descartado a esa persona como ficción.

Hoy, sin embargo, puede verse a sí misma feliz; capaz de estar solo y en relación con otros; claro sobre lo que quiere y lo que aceptará en la vida; y mucho más en control de su vida y su dirección que en el pasado. Hoy brilló y sirvió como recordatorio de que la vida como terapeuta o no, producirá momentos de placer. Puede que estén esperando a la vuelta de la esquina.

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