Las mujeres pueden ser naturalmente más altruistas que los hombres

Una nueva investigación sugiere que las mujeres son instintivamente más desinteresadas que los hombres, un hallazgo que sigue siendo cierto incluso entre las mujeres que se identifican con los rasgos masculinos.

Los investigadores de la Universidad de Yale realizaron un metanálisis en 22 estudios y descubrieron que incluso las mujeres que emanan poder, dominio e independencia siguen siendo más filantrópicas que los hombres.

“Vivimos en una sociedad donde se espera que las mujeres sean altruistas, mucho más que los hombres”, dijo el Dr. David Rand, profesor asociado de psicología y economía y autor correspondiente del estudio.

“Entonces las mujeres sufren más consecuencias negativas por no ser altruistas, lo que las lleva a desarrollar respuestas intuitivas que favorecen la generosidad”.

Para el estudio, Rand y Victoria Brescoll de la Escuela de Administración de Yale, junto con los coautores Jim Everett, Valerio Capraro y Helene Barcelo, analizaron el papel que juega el género en las respuestas en el Juego del dictador. Este juego pone a prueba el interés económico propio de los individuos preguntándoles cómo repartirían el dinero con un extraño.

El estudio aparece en el Revista de psicología experimental.

En investigaciones anteriores, Rand había encontrado poca diferencia entre hombres y mujeres en cómo la intuición afecta la cooperación, donde las personas trabajan juntas para crear beneficios mutuos.

Tanto hombres como mujeres eran menos propensos a cooperar con otros cuando tenían la oportunidad de deliberar y pensar detenidamente sobre su decisión.

Sin embargo, en los experimentos que miden el altruismo, o dar sin la posibilidad de recibir nada del receptor, solo las mujeres tienden a ser más generosas cuando se les empuja a responder rápida o intuitivamente. Se descubrió que los hombres eran más egoístas sin importar si actuaban intuitivamente o deliberadamente.

Curiosamente, dicen los investigadores, esto se mantuvo incluso para las mujeres que se veían a sí mismas con rasgos tradicionalmente masculinos como el poder, el dominio o la independencia.

Sin embargo, cuando se les empujaba a deliberar, las mujeres que se veían a sí mismas con rasgos más masculinos eran, como los hombres, menos propensas a ser altruistas.

Las mujeres que se veían a sí mismas con rasgos más tradicionalmente femeninos, como la compasión y la bondad, continuaron siendo altruistas incluso cuando se les dio la oportunidad de deliberar sobre su elección.

Fuente: Universidad de Yale

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