Las decisiones difíciles tienen efectos duraderos

Todos tenemos momentos en los que parece que no podemos tomar una decisión, ya que las opciones parecen ser equivalentes.

Las opciones pueden tener que ver con decidir qué color de camisa comprar, votar por un candidato político en particular o decidir dónde ir de vacaciones.

Los investigadores han aprendido que cualquiera que sea la elección que decida, esta difícil decisión influirá paradójicamente en sus preferencias durante un período prolongado.

Por ejemplo, estás en una tienda, tratando de elegir entre camisas similares, una azul y una verde. No te sientes muy bien uno sobre el otro, pero finalmente decides comprar el verde.

Sales de la tienda y un investigador de mercado te pregunta sobre tu compra y qué camiseta prefieres. Lo más probable es que diga que prefiere la verde, la camisa que realmente eligió.

Los investigadores han descubierto que realmente no importa lo que pueda implicar la decisión, llegamos a darle más valor a las opciones que elegimos y menos valor a las opciones que rechazamos.

Una forma de explicar este efecto es a través de la idea de disonancia cognitiva. Hacer una selección entre dos opciones en las que sentimos más o menos lo mismo crea una sensación de disonancia; después de todo, ¿cómo podemos elegir si realmente no preferimos una opción sobre la otra?

Reevaluar las opciones después de haber hecho nuestra elección puede ser una forma de resolver esta disonancia.

Este fenómeno se ha demostrado en numerosos estudios, pero los estudios solo han examinado el cambio de preferencia poco después de que los participantes toman su decisión. La investigación existente no aborda si estos cambios en las preferencias son realmente estables en el tiempo.

En un nuevo estudio, la investigadora Tali Sharot, Ph.D., del University College London y sus colegas examinaron si los cambios en las preferencias inducidos por la elección son fugaces o duraderos.

La investigación se publica en ciencia psicológica, una revista de la Association for Psychological Science.

Como parte de la investigación, los investigadores pidieron a 39 participantes de pregrado que calificaran la conveniencia de 80 destinos de vacaciones diferentes, calificando qué tan felices creen que serían si fueran de vacaciones a ese lugar.

Luego se les presentó pares de destinos vacacionales similares y se les pidió que eligieran qué destino preferirían. Los participantes calificaron los destinos nuevamente inmediatamente después de hacer sus elecciones y una vez más tres años después.

Para probar si el acto de seleccionar personalmente una opción hace una diferencia, los investigadores observaron las preferencias de los participantes cuando los participantes tomaron las decisiones ellos mismos y cuando una computadora instruyó las elecciones de los participantes.

Los investigadores encontraron que el acto de elegir entre dos opciones similares puede llevar a cambios duraderos en las preferencias. Los participantes calificaron los destinos de vacaciones como más deseables tanto inmediatamente después de elegirlos como tres años después.

Sin embargo, este cambio solo se produjo si ellos mismos habían tomado la decisión original. Los investigadores no observaron cambios en las preferencias de los participantes cuando la computadora les indicó sus elecciones.

Sharot y sus colegas argumentan que este efecto es robusto y duradero y tiene implicaciones para acciones relacionadas con la economía, el marketing e incluso las relaciones interpersonales.

Como señala Sharot, por ejemplo, respaldar repetidamente a un partido político en particular puede afianzar esta preferencia durante un largo período de tiempo. De manera similar, revivir o renovar un voto a una pareja puede reforzar su elección de tener una relación con esa persona en particular.

Fuente: Asociación de Ciencias Psicológicas

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