Vuelva a entrenar su cerebro para reducir las preocupaciones

Preocuparse puede ser útil. Nos impulsa a la acción y evita la procrastinación. Aún más importante, nos protege de peligros potenciales. Pero, por supuesto, preocuparse demasiado es problemático. Demasiada preocupación aumenta el estrés y conduce a la ansiedad.

Pero no eres impotente ante tu mente llena de preocupaciones. Hay muchas formas en que puede volver a entrenar su cerebro para reducir sus formas preocupantes.

A continuación, Kathryn Tristan comparte varias sugerencias. Tristan es investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y autor del próximo libro ¿Por que preocuparse? Deje de hacer frente y comience a vivir (disponible el 4 de diciembre de 2012).

P: En tu libro ¿Por que preocuparse? comparte cómo los lectores pueden volver a entrenar sus cerebros para superar la preocupación y la ansiedad. ¿Puede hablarnos de algunas de estas estrategias?

R: Creo que la preocupación es parte de un psicológico sistema inmunológico que intenta alertarnos, advertirnos y protegernos de posibles peligros. Durante los últimos 30 años, he estudiado cómo nuestro sistema inmunológico biológico nos protege con la ferocidad de un rayo de posibles infecciones de insectos (bacterias), virus o cualquier cosa que perciba como extraña y, por lo tanto, amenazante.

Cuando reacciona de forma exagerada, el sistema inmunológico biológico puede tener consecuencias devastadoras como artritis reumatoide, esclerosis múltiple, lupus eritematoso sistémico, entre otras. Así también, nuestro sistema inmunológico psicológico puede volverse loco cuando reaccionamos de forma exagerada a sus defensas.

Una de las primeras formas de recablear este sistema es eliminar el hábito de consumir energía que llamo aterrorizante. En lugar de imaginar la peor (terrible) catástrofe posible, concéntrese en alternativas que enfaticen las posibilidades positivas. Yo llamo a esto posibilitando. A medida que reconfigura este circuito psicológico, enfatiza "y si puedo" en lugar de "y si no puedo".

También puede reconfigurar su cerebro redefiniendo su concepto de perfección. A la mayoría de nosotros nos encantaría vivir en un mundo perfecto donde la vida sea siempre justa, todas las personas te aman, las cosas buenas pasan y las malas no. Desafortunadamente, mundo real siempre choca con el mundo perfecto.

Al aprender a superar los obstáculos de la vida, nos comprometemos a utilizar todas nuestras experiencias como peldaños hacia una vida más poderosa y amorosa. De hecho, existe una filosofía japonesa conocida como wabi-sabi que describe la belleza como imperfecta, impermanente e incompleta. Honra todo lo rayado, abollado o desgastado. Basado en los principios budistas, este punto de vista sugiere que hay belleza en la imperfección.

Otra forma poderosa de reconfigurar nuestros cerebros es aprender a cultivar una plantilla interna para reconocer, resolver y moverse más allá del bagaje mental negativo cargado de culpa, ira y culpa. Estas poderosas emociones amplifican la preocupación.

El antídoto contra la culpa es la gratitud. Adoptar una actitud de gratitud reemplaza la negatividad de búsqueda de fallas que solo siembra estrés y preocupación.

Otra emoción poderosa es la ira. Ya sea que explote hacia afuera o hacia adentro, el antídoto contra la ira es cultivar una habilidad tranquila para comunicarse con claridad. Aprender a expresar las emociones de manera productiva evita que se salgan de control.

Finalmente, aunque la culpa puede ser una forma útil de juzgar nuestro comportamiento, la culpa también puede usarse como una herramienta para controlar a alguien de manera inútil. Aunque la culpa es una emoción que debilita, el antídoto del perdón fortalece. En lugar de caer en la trampa de "shoulda-woulda-coulda", te concentras en ser el que tiene el poder, el poder de perdonar y seguir adelante.

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