Comparación: el impulso incesante del perfeccionista

Alice había experimentado muchos éxitos en su juventud. Estaba dotada de habilidades atléticas, inteligencia y una personalidad extrovertida. Ella calificó para una beca en la universidad y se graduó con honores de un programa prestigioso. Alice disfrutó de los elogios de los demás y sintió que debería estar feliz, pero no lo estaba. Había desarrollado el hábito de compararse con los demás. Cuando no podía mantenerse al día con lo que creía que eran las expectativas de los demás, se sentía ansiosa y deprimida. Ella dirá, "Si cometo un error, otros me juzgarán, ¡y no seré nada!"

El perfeccionismo es un tema de interés para muchos por el impacto que puede tener en la vida de las personas. No hay nada de malo en tener el deseo de triunfar en la vida y hacer lo que sea necesario para lograrlo. El problema es cuando las personas se atascan en las minucias para evitar miedos como la duda, impresionar a los demás o el fracaso.

Es la forma en que logra sus objetivos y comportamientos lo que marca la diferencia entre el perfeccionismo saludable y el no saludable. Si no está satisfecho con la forma en que va su vida porque siente la necesidad de mantenerse al día con cierta imagen, es posible que esté experimentando un perfeccionismo poco saludable.

Comparación

No hay nada de malo en contrastar y comparar. Desde que éramos niños aprendimos sobre los opuestos, las similitudes y frases como "cuál no es como el otro" de libros o programas de televisión para niños. Cada artículo que poseemos, comida que comemos, trabajo o carrera que tenemos se debe a que nuestra mente asombrosa proporciona evaluaciones sobre lo que puede funcionar mejor para nosotros. La comparación puede ayudarnos a tomar decisiones en nuestro mundo externo.

Sin embargo, cuando se trata de nuestras experiencias internas, nuestra mente puede brindar consejos sobre nuestra posición en la vida en relación con la de los demás, lo cual no es útil. Joe corre más rápido que yo. Chloe tiene más éxito que yo. Charlie es más inteligente que yo. Los hijos de los Jones se portan mejor que los míos. Pero, como ya habrá descubierto, la comparación no funciona de la misma manera en nuestro mundo interno.

Se ha dicho que "el cerebro toma la forma de lo que sea que la mente descanse". La comparación de pensamientos puede volverse incesante. La mente asombrosa intenta encontrar soluciones que puedan llevarlo a la cinta de correr de la comparación. A veces, las personas informan que la comparación es útil porque les hace trabajar más duro. La comparación puede funcionar temporalmente, pero cuanto más tiempo tratan de mantenerse las personas con un perfeccionismo poco saludable, más se cansan.

Lecciones de la naturaleza

Imagina que encontraste miles de conchas marinas a lo largo de una playa exótica. La mayoría de ellos parecen intactos y algunos están ligeramente astillados. Algunos de ellos son multicolores y otros son grises y oscuros. Algunos tienen líneas y surcos y otros se ven suaves. Varían en tonos y formas. Cada uno de ellos es diferente y eso es lo que les da su singularidad y belleza.

Si las conchas pudieran hablar, podrían contarte innumerables historias sobre su viaje a la orilla. Hablarían de las dificultades y tormentas que soportaron y de cómo las fuertes olas los llevaron allí.

Cada concha ha tenido su propio viaje. La angustia de estar en el océano puede no ser obvia. Pero, ¿sería correcto decir que uno está por encima o por debajo de otros? Si fueras una concha y notaras otra que parecía no tener defectos ni signos aparentes de angustia, ¿sería justo decir que ha tenido una vida mejor que la tuya?

La mente

Nuestra tendencia humana a comparar está muy arraigada. Nuestros antepasados ​​necesitaban una mente rápida y crítica para mantenerse con vida. También nos esforzamos por sobrevivir y ser aceptados de manera instintiva. Nuestra mente constantemente nos brinda consejos para hacerlo.

Cuando la mente se vuelve demasiado entusiasta por protegernos, surgen los desafíos. La mente crea pensamientos y juicios que creemos y, finalmente, nos quedamos estancados. Nos angustiamos y, a su vez, comenzamos a crear hábitos mentales que pueden terminar siendo inútiles a largo plazo. La comparación constante es uno de ellos.

Aprender a vigilar sus pensamientos

Este es un principio ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso) que puede ayudarlo a crear distancia entre usted y sus pensamientos. Si se siente inclinado a compararse regularmente con los demás, puede comenzar a cambiar ese hábito. Puede aprender a notar sus pensamientos en lugar de enredarse con ellos.

Siéntese quieto y observe sus pensamientos: Tómese al menos 3-5 minutos dos veces al día para sentarse tranquilamente y observar sus pensamientos. Observe cómo su mente, la máquina del tiempo, lo lleva de regreso al pasado o al futuro. Preste atención cuando los pensamientos estén relacionados con el momento presente. Sienta curiosidad sobre lo que hace su mente y cuándo le insta a subirse a la cinta de comparación. Reconozca eso y cualquier otra cosa que pueda surgir durante su práctica.

Escriba sus pensamientos en papel: Tómate al menos 5-10 minutos dos veces al día para escribir todo lo que la mente dice en ese momento. Observe cuándo los pensamientos son críticos y si son útiles o inútiles. Siga notando mientras los escribe. Puede convertirse en un observador de sus pensamientos escribiendo a la antigua.

Theodore Roosevelt dijo una vez: "La comparación es la ladrona de la alegría". No dejes que ese impostor se interponga en el camino para encontrar alegría y más sentido a la vida. ¡Ten paciencia y recuerda que se trata del proceso!

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