4 pasos para una gratitud más profunda

Sabemos que sentir y expresar gratitud es algo bueno. Pero, ¿qué debe suceder dentro de nosotros para que estemos más atentos y presentes para la experiencia de la gratitud? ¿Cómo puede la experiencia de la gratitud abrirnos a la vida más profundamente y conectarnos más íntimamente entre nosotros?

Reconociendo

La gratitud es un sentido de aprecio por las cosas buenas que nos rodean. Comienza reconociendo que algo sucedió en ese momento. Alguien comentó sobre nuestra bondad o percepción. Recibimos unas palabras amables sobre algo que escribimos o un proyecto que completamos. O alguien abre una puerta y muestra una cálida sonrisa cuando entramos.

En un nivel, no hay nada aquí que sea importante. Solo un momento pasajero de la vida ordinaria. Pero una parte de vivir una vida creativa es notar lo extraordinario en lo ordinario. La vida se compone de momentos sencillos y pasajeros. Vivir la amplitud en lugar de solo la longitud significa notar y retener estos momentos un poco más.

Trate de reconocer las pequeñas formas en que las personas muestran amabilidad hacia usted. Si no está seguro de su motivación, dele el beneficio de la duda. Tal vez le llegue más afecto de lo que nota.

Relajarse y recibir

Una vez que reconocemos un momento precioso en el que alguien reconoce nuestra existencia y nos ofrece algo, estaremos mejor posicionados para dejarlo entrar. No podemos recibir lo que no notamos.

La mayoría de nosotros no somos muy hábiles para recibir un regalo, un cumplido, una sonrisa o un abrazo. Podríamos sentir que realmente no lo merecemos o, si realmente nos conocieran, no serían tan amables ni receptivos. La vergüenza puede obstruir nuestros receptores, haciéndonos incapaces de recibir con gracia.

No permitirnos recibir es en realidad una forma de narcisismo. En lugar de recibir con gracia, indicándole al dador que su bondad nos ha tocado de alguna manera, desviamos la mirada, la cerramos o la descartamos. Estamos consumidos por la timidez de la vergüenza (que no somos dignos o merecedores) o el miedo (que tenemos un gran ego o que estamos obligados a devolver de alguna manera). Nuestros pensamientos, miedos e inseguridades autorreferenciales nos mantienen preocupados en un mundo que no permite un flujo fácil de dar y recibir.

Una vez que reconozca que alguien le ofreció una bondad, vea si puede dejarlo entrar. ¿Se le está oprimiendo el estómago o el pecho? Respire lenta y profundamente y permita que su atención descanse cómodamente dentro de su cuerpo (o observe suavemente su malestar). ¿Hay alguna forma de relajarse y recibir este regalo un poco más profundamente?

Disfrutando

A menudo no nos permitimos disfrutar de las cosas buenas de la vida. Tal vez tememos que la gente piense que somos egocéntricos o tenemos miedo de que no dure. Como enseña el budismo, todo pasa; nada es permanente. Pero eso no significa que no podamos disfrutar de lo que se nos presente, dejar que pase cuando suceda y estar abiertos al nuevo momento.

Como sugiere la maestra budista tibetana Pema Chödrön, "El truco es disfrutarlo plenamente pero sin aferrarse".

Disfrutar de un momento positivo significa salir de nuestras cabezas y preocupaciones personales y simplemente permitirnos disfrutar de lo que alguien nos acaba de dar o hizo por nosotros. No estoy sugiriendo que nos volvamos mareados o inflados, o que leamos más en la situación de lo que merece. Una cálida sonrisa de una mujer con la que estamos saliendo en respuesta a nuestro comentario humorístico no significa necesariamente que esté preparada para mezclar nuestros cubiertos. Y, sin embargo, la vida se vuelve más rica a medida que nos despertamos a momentos conmovedores en los que sucede algo entre dos personas, por pequeño que sea.

Cuando alguien te dé algo, mantén suavemente el sentimiento bueno o cálido dentro de ti. Permita que ese sentimiento esté ahí y se expanda tanto como quiera.

Respondiendo

A menudo reaccionamos con un "gracias" automático cuando alguien nos ofrece algo amable. Esto tiene la intención de transmitir que notamos y apreciamos la amabilidad. Pero cuánto más rica podría ser nuestra respuesta si nos detenemos un momento y nos tomamos el tiempo para reconocer, recibir y disfrutar más profundamente el acto o la palabra amable.

El arte de abrirnos y recibir las cosas más profundamente puede impulsarnos a responder de una manera más creativa y conmovedora. Una sonrisa cálida, asombro en nuestros ojos o una exclamación emocionada como "¡Oh, vaya!" podría transmitir más del "gracias" socialmente esperado que nos han enseñado a decir.

Hacer saber a las personas que nos ha afectado genuinamente su regalo (si es que lo hemos sido) da más significado a lo que nos han ofrecido. Es un regalo para el donante dejarle ver y sentir nuestra gratitud. Un flujo encantador de dar y recibir puede ocurrir entre dos personas que se encuentran con corazones abiertos y receptividad mutua.

Antes de reaccionar automáticamente, permita que la buena sensación se desarrolle o crezca. No se someta a una obligación o presión autoimpuesta para responder rápidamente. Tómese un poco de tiempo y observe lo que se sentiría como una respuesta "correcta" de su parte en ese momento.


Este artículo presenta enlaces de afiliados a Amazon.com, donde se paga una pequeña comisión a Psych Central si se compra un libro. ¡Gracias por su apoyo a Psych Central!

!-- GDPR -->