Cómo se ve el progreso y la recuperación con el trastorno bipolar

A veces desearía tener una enfermedad como el cáncer en lugar del trastorno bipolar. No es porque crea que el cáncer es una enfermedad más fácil de tratar o tiene mejores resultados; es porque un médico podría hacerme pruebas y decirme si estoy mejor, peor o igual.

Esa prueba definitiva no existe en el tratamiento de ninguna enfermedad mental. Incluso los criterios de diagnóstico se basan en la autoevaluación y la observación. Debido a esto, las personas que viven con trastorno bipolar necesitan encontrar otras formas de ver el progreso por sí mismas y mostrar a los demás que están mejorando.

Pasaron cuatro años desde que me diagnosticaron el trastorno bipolar hasta que me recuperé. Si bien existen muchas definiciones de la palabra recuperación, para mí significa pasar la mayor parte del tiempo viviendo mi vida, en lugar de controlar el trastorno bipolar.

Es importante tener en cuenta que cuatro años no es un período de tiempo poco común para esto. Señalo esto no para desanimar a la gente, sino para mostrar que es importante localizar marcadores de éxito en el camino y aceptar que este es un proceso largo. He trabajado con muchas personas que se creen fracasadas porque no se sienten bien en poco tiempo.

Tal percepción me habría impedido considerarme un éxito porque los sentimientos negativos por sí solos hubieran sido demasiado para superar. Puede parecer un poco trillado, pero hay poder al reconocer los avances que estamos haciendo hacia la recuperación.

Definición del progreso con el trastorno bipolar

Al principio de mi diagnóstico, un terapeuta me preguntó cómo pensaba que era el progreso. Tratar de responder fue frustrante, porque realmente no podía explicar lo que estaba pensando. Para mí, el progreso hacia adelante fue más un sentimiento. Definí el éxito como sentirme más positivo que negativo. Entonces, el progreso se estaría acercando a ese objetivo.

Al trabajar con mi terapeuta, aprendí que definía el éxito como ser activo con mi familia, amigos y comunidad. Entonces, cuanto más tiempo pasaba haciendo planes, entablando conversaciones y participando en funciones familiares, más progreso estaba logrando. Incluso algo tan simple como contestar el teléfono sería un ejemplo de progreso.

Cuanto más comenzaba a ser consciente de los ejemplos de progreso, más fácil se volvía para notarlos. Tomar una ducha, salir de mi casa y completar pequeñas tareas diarias son excelentes ejemplos de progreso.

Después de que comencé a ver todos los pequeños pasos hacia adelante que estaba dando, comencé a notar pasos más grandes. Hacer citas con mis médicos, participar en mi tratamiento médico y esperar los grupos de apoyo semanales en lugar de temerlos fueron todos indicadores enormes de impulso hacia adelante.

En ese momento, otras personas a mi alrededor comenzaron a darse cuenta de que había recorrido un largo camino. Cuando me preguntaron cómo estaba, me enorgullecí de decirles lo lejos que había llegado, en lugar de hablarles sobre lo lejos que tenía que llegar. Ese reconocimiento de mi progreso me inspiró a asumir metas más grandes.

De repente, cosas como ser voluntario o incluso trabajar a tiempo completo no parecían tan imposibles como cuando no podía levantarme de la cama y ducharme.

Fue una caminata lenta por una montaña empinada, pero cada día que progresaba de alguna manera, me consideraba exitoso. Seguro, tomó mucho tiempo llegar a la cima. Pero, si me hubiera considerado un fracaso durante toda la escalada, me habría rendido mucho antes de llegar.

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