El sobrediagnóstico de bipolar puede dañar a los niños
A mediados de la década de 1990, los criterios para el diagnóstico de trastorno bipolar se ampliaron de manera informal de manera significativa para incluir a los niños. Un nuevo estudio examina el impacto de este cambio con la sugerencia de que los niños con problemas diagnosticados con trastorno bipolar pueden tener mejores resultados con un diagnóstico diferente.
Los investigadores de The Hastings Center apoyan un enfoque emergente que brinda a muchos de esos niños un nuevo diagnóstico llamado Desregulación severa del estado de ánimo (SMD) o Trastorno de desregulación del temperamento con disforia (TDD).
Los hallazgos se producen poco después de que las revisiones propuestas al Manual de diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría se abrieran al comentario público.
En un artículo publicado en Psiquiatría y salud mental de niños y adolescentes, Erik Parens y Josephine Johnston examinan la evolución del diagnóstico de trastorno bipolar en niños y su espectacular aumento desde que se ampliaron los criterios para el diagnóstico.
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Enfatizan que existe un vigoroso debate en la psiquiatría pediátrica sobre si los síntomas en los niños reflejan con precisión los criterios del trastorno bipolar, particularmente de la manía.
El aumento de casos ha suscitado preocupaciones sobre la definición precisa de los trastornos psiquiátricos en niños, así como la seguridad y eficacia del tratamiento farmacológico resultante.
Es difícil diagnosticar trastornos psiquiátricos en niños, escriben Parens y Johnston, y muchos niños que reciben diagnósticos bipolares exhiben comportamientos que no se ajustan estrechamente a los criterios de la enfermedad.
“El uso de nuevas etiquetas como SMD o TDD refleja que los médicos aún no saben exactamente qué les pasa a estos niños o cómo tratarlo”, dijo Johnston. “Enfrentar esta incertidumbre podría conducir a mejores recomendaciones de tratamiento y un pronóstico a largo plazo más preciso”.
Una nueva categoría de diagnóstico también ayudaría a reformular la agenda de investigación.
Sus hallazgos provienen de una serie interdisciplinaria de talleres financiados por una subvención del Instituto Nacional de Salud Mental. Los participantes incluyeron psiquiatras, pediatras, educadores, bioeticistas, padres y científicos sociales. Erik Parens es investigador principal y Josephine Johnston es investigadora en The Hastings Center, una institución de investigación bioética.
$config[ads_text2] not foundEntre las conclusiones del taller:
- La etiqueta bipolar puede ajustarse mal a muchos de los niños que la han recibido durante la última década.
- Existe un debate sobre lo que representan los síntomas de los niños. Por ejemplo, lo que se caracteriza como manía en los niños es muy diferente de sus características en los adultos.La manía es una característica distintiva del trastorno bipolar, anteriormente conocido como trastorno maníaco-depresivo.
- La etiqueta bipolar, que tiene un fuerte componente genético, puede distraer la atención del contexto familiar o social.
- Los médicos deben ser francos con las familias sobre las incertidumbres y complejidades en el diagnóstico y tratamiento del trastorno bipolar en los niños.
- Las prácticas actuales de capacitación y las políticas de reembolso pueden dejar a algunos psiquiatras y pediatras sin la posibilidad de brindar la atención integral que estos niños necesitan.
Los autores también señalan que, si bien los expertos a veces no están de acuerdo con las etiquetas, el grupo del taller acordó universalmente que "los niños y las familias pueden sufrir terriblemente como resultado de perturbaciones graves en el estado de ánimo y el comportamiento de los niños" y que estos niños con problemas necesitan ayuda desesperadamente.
También escriben: "Es una característica profundamente lamentable de nuestros sistemas actuales de salud mental y educación que algunos diagnósticos de DSM son mejores que otros para lograr que los niños y las familias accedan a la atención y los servicios [necesarios]".
Fuente: The Hastings Center
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