¿Es un problema demasiada libertad de elección?
Los investigadores de psicología social descubrieron que el solo hecho de pensar en las opciones hace que las personas simpaticen menos con los demás y sea menos probable que apoyen las políticas que ayudan a las personas.
En los EE. UU., Los debates políticos importantes a menudo se enmarcan en términos de elección, como si las personas pueden elegir su propio plan de atención médica y una escuela para sus hijos. Los estadounidenses tienden a asumir que lo que la gente hace y lo que les sucede está bajo su control, es una consecuencia de sus elecciones y es su propia responsabilidad personal.
"Cuando ocurrió el huracán Katrina, la gente preguntó, ¿por qué eligieron quedarse esas personas?" dijo Krishna Savani, Ph.D., de la Universidad de Columbia. Pero mucha gente no tuvo la opción de escapar de Nueva Orleans y nadie sabía qué tan grave sería el desastre.
"Se podría decir que estas personas tomaron malas decisiones, pero ¿realmente tenían alguna opción?" él dijo.
Entonces, los investigadores llevaron a cabo una serie de experimentos para ver cómo el pensamiento sobre la elección afectaba los sentimientos de las personas sobre las políticas públicas.
Por ejemplo, en algunos experimentos, los participantes vieron un video de una persona que realizaba una serie de actividades diarias de rutina en un apartamento. A algunas personas se les dijo que empujaran la barra espaciadora cada vez que tomaran una decisión; a otros se les dijo que lo hicieran cada vez que tocaba un objeto por primera vez. Luego se les preguntó su opinión sobre temas sociales.
El simple hecho de pensar en la “elección” hizo que las personas fueran menos propensas a apoyar políticas que promuevan una mayor igualdad y beneficios para la sociedad, como la acción afirmativa, un impuesto a los automóviles que no consumen combustible o la prohibición de los videojuegos violentos.
Otro experimento descubrió que cuando las personas piensan en opciones, es más probable que culpen a los demás por provocarles eventos negativos, como sufrir un ataque cardíaco o perder un trabajo.
Savani y sus colegas se preguntaron si esto también era cierto para las personas fuera de los EE. UU., Por lo que probaron un experimento en India.
Después de elegir entre objetos de consumo como bolígrafos y barras de chocolate, se mostró a estudiantes estadounidenses y estudiantes indios una fotografía de un niño pobre y se les dio una descripción de su vida.
Pensar en la elección llevó a los estadounidenses a ser menos empáticos, pero no tuvo ningún efecto sobre los indios.
“En Estados Unidos, tomamos decisiones todo el tiempo: en la cafetería, en el supermercado, en el centro comercial”, dice Savani. Se pregunta si, a largo plazo, todas esas opciones de los consumidores podrían tener un impacto negativo acumulativo al hacer que las personas sean menos comprensivas con los demás y menos preocupadas por el bien colectivo.
El estudio se publicará en una próxima edición de ciencia psicológica.
Fuente: Asociación de Ciencias Psicológicas