La compleja relación entre personalidad y felicidad
Los extrovertidos son más felices y también los emocionalmente estables, nos dicen los investigadores de personalidad. También vale la pena estar más abierto a nuevas experiencias, más agradable y más consciente. ¿Qué significa eso para el resto de nosotros: los introvertidos, los neuróticos, los desorganizados?
Es posible que reconozca estas dimensiones de la personalidad como parte de los Cinco Grandes, los rasgos a los que los investigadores se refieren a menudo cuando hablan de personalidad. Según una revisión de 2008, los Cinco Grandes explican entre el 39 y el 63 por ciento de la variación en el bienestar entre las personas.
Eso es suficiente para ser desalentador, si no entra en una de las categorías "beneficiosas". Pero no se desanime todavía, dicen los autores de un nuevo estudio. Cada dominio de los Cinco Grandes se puede dividir en dos "aspectos": entusiasmo y asertividad en lugar de simplemente "extroversión", por ejemplo, y resulta que uno de cada par es más predictivo del bienestar que el otro.
En otras palabras, en lugar de agruparnos (y a los demás) en categorías amplias, haríamos mejor en comprender estos matices y lo que podrían significar para nuestra búsqueda de la felicidad.
En este estudio, los investigadores encuestaron a más de 700 residentes de EE. UU. Sobre su personalidad y su bienestar. Las preguntas de personalidad (que puede responder usted mismo) cubrieron los diez aspectos de los Cinco Grandes:
- La extraversión incluye entusiasmo (ser amigable y sociable) y asertividad (dominando situaciones sociales).
- El neuroticismo incluye retirada (que tiende a la depresión y la ansiedad) y volatilidad (que tiende a la ira).
- La escrupulosidad incluye laboriosidad (ser trabajador y autodisciplinario) y orden (ser organizado y preferir rutinas).
- La amabilidad incluye compasión (ser cariñoso y empático) y cortesía (siendo respetuoso).
- La apertura a la experiencia incluye franqueza (ser creativo y apreciar la belleza) y intelecto (ser curioso y reflexivo).
Para el bienestar, los investigadores no se limitaron a preguntar a los participantes qué tan felices estaban. Sus preguntas reflejaron tres medidas científicas de bienestar, capturando diferentes visiones de la buena vida. Preguntaron sobre todo, desde sentirse positivo y satisfecho con la vida, experimentar un sentido de significado y propósito, tener relaciones amorosas y cálidas, sentirse autónomo y en control.
Al final, los resultados ofrecieron una mayor claridad sobre el vínculo entre personalidad y bienestar. Los participantes extrovertidos estaban de hecho más felices, pero al profundizar más, descubrieron que era más entusiasta los que tendían a reportar una mayor satisfacción con la vida, emociones más positivas y mejores relaciones. Los participantes más asertivos no informaron estos felices resultados.
De manera similar, a los neuróticos les fue mal en términos de bienestar, pero algunos de ellos más que otros. Los individuos más retraídos informaron una menor satisfacción con la vida, emociones menos positivas y más negativas, menos autoaceptación y una menor sensación de control sobre su entorno. Las personas más volátiles no mostraron este patrón.
Si bien el entusiasmo y la abstinencia fueron los predictores positivos y negativos más fuertes del bienestar, los investigadores también encontraron otros vínculos. Los participantes más conscientes y agradables estaban mejor, pero únicamente gracias a los rasgos de laboriosidad y compasión. Ser ordenado o educado no parecía marcar una diferencia en la felicidad de las personas.
Mientras tanto, tanto los individuos más intelectuales como los más abiertos tenían un mayor bienestar, aunque los intelectuales tendían a reportar un mayor crecimiento personal y un mayor sentido de autonomía.
En resumen, ciertas personalidades y ciertos sabores de la felicidad parecían ir de la mano y, aunque estos resultados no implican una causalidad, podrían informar cómo se busca la felicidad. Para algunos, eso podría significar aprovechar los rasgos de personalidad que ya tiene: canalizar su intelecto y su mente abierta para lograr la felicidad de fluir, comprometerse y aprender, por ejemplo. Para otros, eso podría significar cultivar deliberadamente ciertos rasgos de personalidad (¡es posible!) Que te ayudarán a lograr el tipo de felicidad que deseas: por ejemplo, practicar la compasión y el entusiasmo para fortalecer tus relaciones.
Esta publicación es cortesía de Spirituality & Health.