Tendencia genética a la obesidad no es la última palabra

La doctrina clásica del control de peso sigue la lógica de que si consume más calorías por día de las que usa su cuerpo, aumentará de peso.

Un nuevo estudio sugiere que para algunas personas, la capacidad de resistir la tentación de las calorías adicionales es especialmente desafiante ya que las personas pueden tener "genes de obesidad" que aumentan la probabilidad de una dieta alta en calorías, que a menudo consiste en alimentos azucarados y ricos en grasas.

Sin embargo, los hallazgos sugieren que aún puede ser posible minimizar el riesgo genético cambiando los patrones de alimentación y estando atento a las elecciones de alimentos, además de adoptar otros hábitos de estilo de vida saludables, como la actividad física regular.

El estudio, publicado en línea por Revista estadounidense de nutrición clínica, revela que ciertas variaciones dentro de los genes FTO y BDNF, que anteriormente se han relacionado con la obesidad, pueden desempeñar un papel en los hábitos alimentarios que pueden causar obesidad.

"Comprender cómo nuestros genes influyen en la obesidad es fundamental para tratar de comprender la epidemia de obesidad actual, pero es importante recordar que los rasgos genéticos por sí solos no significan que la obesidad sea inevitable", dijo la autora principal, Jeanne M. McCaffery, Ph.D., de The Centro de Investigación de Diabetes y Control de Peso de Miriam Hospital.

“Nuestras elecciones de estilo de vida son fundamentales cuando se trata de determinar qué tan delgados o pesados ​​somos, independientemente de sus rasgos genéticos”, agregó. "Sin embargo, el descubrimiento de marcadores genéticos posiblemente pueda identificar futuras intervenciones para controlar la obesidad en aquellos que están genéticamente predispuestos".

Los investigadores han sabido que las personas que portan una variante del gen FTO y BDNF (o gen del factor neurotrófico derivado del cerebro) asociado a la obesidad y la masa rápida tienen un mayor riesgo de obesidad.

Estudios anteriores han determinado que estos genes están relacionados con la sobrealimentación en los niños, siendo el estudio actual una de las primeras investigaciones en extender el hallazgo a los adultos.

Tanto los genes FTO como BDNF influyen en la parte del cerebro que controla la alimentación y el apetito, aunque aún se desconocen los mecanismos por los cuales estas variaciones genéticas influyen en la obesidad.

En el estudio actual, más de 2,000 participantes completaron un cuestionario sobre sus hábitos alimenticios durante los últimos seis meses y también se sometieron a un geneotipado.

Los investigadores se centraron en casi una docena de genes que se han asociado previamente con la obesidad. Luego examinaron si estos marcadores genéticos influían en el patrón o contenido de la dieta de los participantes.

Se descubrió que los individuos que mostraban variaciones en el gen FTO estaban significativamente asociados con una mayor cantidad de comidas y refrigerios por día, un mayor porcentaje de energía de las grasas y más porciones de grasas, aceites y dulces.

Los hallazgos son en gran medida consistentes con investigaciones previas en niños.

Además, los investigadores descubrieron que las personas con variaciones de BDNF consumen más porciones de productos lácteos y de los grupos de alimentos de carne, huevos, nueces y frijoles. Las personas también consumieron aproximadamente 100 calorías más por día, lo que McCaffery señala que podría tener una influencia sustancial en el peso.

"Demostramos que al menos parte de la influencia genética sobre la obesidad puede ocurrir a través de patrones de ingesta dietética", dijo. "La buena noticia es que los hábitos alimenticios pueden modificarse, por lo que es posible que podamos reducir el riesgo genético de obesidad cambiando estos patrones de alimentación".

McCaffery dice que, si bien esta investigación amplía en gran medida su conocimiento sobre cómo la genética puede influir en la obesidad, los datos deben replicarse antes de que los hallazgos puedan traducirse en posibles medidas clínicas.

Fuente: Miriam Hospital

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